Desate de verdades 2/2

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—¿Eh? ¿Como es eso de "no quiero seguir así"? —preguntó la heroína.

No quiero fallar nuevamente, siento que miento si no les digo.

¿Qué cosa?

M-me hace mal v-verlos juntos. No es justo.

¿Por que?

—Porque una villana como ella no cambia rápido, es un caso díficil, y no importa si hay sentimientos de por medio, teniéndola de su lado sólo hará mas poderoso a Pharaoh Boy —argumentó él.

Lo sabemos.

Deben ser separados, se nota que son peligrosos.

Catboy no podía creer que su mejor amigo dijera tales cosas, ni siquiera le pareció un plan.

Gecko, no queremos separarlos, bueno. No estoy seguro. Pero nuestro deber es salvar el día, no separar un amorío. De eso no nos tenemos que meter.

Bueno, pero ellos emparejados pueden tramar y hacer maldades. ¿¡Eso no es malo!? —conjeturó ahogado en angustia.

Oh, Gecko —resolpló la niña—. No es sencillo, nada lo esta siendo.

El mayor de los tres se puso a vacilar un rato, daba vueltas considerando todas las posibilidades y consecuencias. Hasta que llegó a una conclusión.

¡Tengo una idea! Los buscaremos una vez más y los enfrentaremos. Nos ocuparemos luego de resolver el caso de Octobella.

Los demás PJ Masks asintieron.

•◇◇•

La noche pareció tomar un rumbo diferente, así como también los pensamientos de Octobella respecto al asunto que se vio envuelta en corto tiempo. Ya cuando ese trio desapareció de sus vistas, ella volteó directamente al egipcio. ¿Cómo se suponía que debía sentirse?

Tenemos que ir tras ellos, no puedo creer que fueran cobardes. —La molestia de Pharaoh Boy se sentía a kilómetros, estaba de espaldas observando la enorme esfinge y susurraba breves frases inaudibles. Aunque los héroes se encontraban asustados, más asustado se encontraba el corazón de la chica ojiceleste.

¿Cómo pude hacer tal show? Por mi vida. —Se tapó el rostro, humedo por el agua y tibio por su reciente sonrojo—. Nunca he engañado tanto...

Seguiremos esto por sus caras de terror. Eso es ventaja, Turmalina Azul.

¿De veras lo apruebas? Bueno, no me voy a quejar. —Agachó su cabeza un instante y regresó su mirada al frente—, por supuesto que seguiré con esto, y sí respeto tus condiciones... ¿hay algo más que deba saber?

Como respuesta, Pharaoh Boy hizo esa mueca cálida, tan cordial que enbladecía sus sentidos y un estímulo daba al impulso de querer abrazarlo. Un simple gesto lo hacía lucir coqueto. No se tenía que esforzar para serlo, sonreir era un accesorio.

Otro de ellos es: no te alejes de mí.

¿Es necesario?

Sí, implica todas las anteriores.

Para ese momento, ambos estaban mirándose. Se encontraban demasiado cerca sus rostros que si chocaran se estarían dando un ósculo. Ante esto, ella curveó su gesto.

Bien, a por ellos.

Ajá, después de ti. —Esperó a que la niña saliera primero para, más tarde, seguirle. Habían sensaciones que no podía evitar, simplemente relucían como perlas.

La Quiero a Ella (Pharaobella)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora