El barco se mecía por las olas como un juguete que es sumergido por un niño, la noche había caído sobre sus cabezas.
Padre e hijo habían decidido pasar un fin de semana en alta mar para pescar un poco y olvidarse de la cotidianidad, pero el destino les había tomado por sorpresa con una tormenta que haría temblar hasta el más apto contramaestre, no había opciones a la vista, era obvio que el barco no soportaría más las imponentes olas.
Ahogarse es una manera terrible de morir pensó el padre agobiado mientras sostenía a su hijo, en ese momento tomo una decisión que ningún padre querría decidir, no quería que su hijo muriera de la peor forma y con rifle en mano apunto a su pequeño y diciéndole cuanto lo amaba disparo contra su humanidad, sin duda un disparo era una manera más rápida y menos dolorosa, tomo el rifle pero ahora apuntándose para quitarse la vida y cuando estaba decidido a jalar del gatillo una ola volteo el barco dejándolo inconsciente.
Despertó el hombre pensando que había muerto, pero fue un médico quien en frente de él le comento que había sido encontrado en la playa, que la tormenta había cesado.
Las decisiones que tomamos son las que marcan y moldean nuestro futuro.