Capítulo 3: ¿Acaso crees en tus verdaderos sentimientos?

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La mañana llegó y con ella, la rutina ya establecida para los jóvenes estudiantes de la ciudad de Okinawa, en esta ocasión, sería el turno de conocer a nuestro último protagonista. ¿Quién es el?

Mientras hiba despertando, la resaca de la noche anterior se empezó a hacer presente. El joven miró de reojo el reloj qué tenía en su habitación, dándose cuenta de qué podía llegar tarde a clase, por lo cuál se arregló y salió rápidamente hacía la escuela de Okinawa, mientras trataba de poner buena cara, aunque este en el fondo sabía que sólo estaba disimulando una buena actitud ante aquellas personas qué el consideraba, faltas de oficio e interés por sí mismos para andar metiéndose en la vida de otras personas, aunque y sin mediar palabra con sus compañeros, el joven entró a su salón de clase, tomando su asiento y perdiéndose entre sus pensamientos otra vez.

Tengo hambre, pero no creo que a nadie aquí le sobre algo. - Exclamó el chico.

Un grito se hizo presente pero el chico parecía ignorarlo.

De todas formas... Estos imbéciles no se molestarían en ayudarme ni aunque los estuviera amenazando con... No sé, ya no sé que estoy haciendo... - El joven seguía perdido en sus pensamientos hasta que el grito qué se había hecho presente antes se alzó en esta ocasión con más fuerza.

¡YAMAMOTO SAINT!

Gritó la maestra.

¿Eh? - Dijo el joven concentrándose otra vez - Sí, ese soy yo, ¿Qué pasa?

Nota: Este es el diseño de Saint, por cierto xd.

Aquí tienes tus notas... Mejor que la última vez, debo decir. - Dijo la profesora con un tono desinteresado.

Saint: Bien, muchas gracias, prometo mejorar y esas cosas que normalmente usted nos diría para motivarnos.

El chico se sentó en su silla otra ves con una sonrisa sarcástica en su rostro mientras revisaba sus notas, y en efecto, eran mejores qué antes, pero igualmente no le prestó lucha más atención, simplemente estaba esperando que pudiera ser la hora del almuerzo para rebuscarse algo de comer, pues en su casa los ingresos económicos no eran muy buenos, aunque el joven no se mostraba afectado por esto más aparte del cansancio qué le generaba sus jornadas de estudio, más bien, lo que hacía qué Saint se sintiera triste era sentir que esas mismas jornadas de estudio tan largas y repetitivas lo tenían atrapado en un bucle del cuál parecía que no podía salir, y a eso se le sumaba el tener qué lidiar con la competitividad de sus compañeros y compañeras, quienes ya parecían haberse perdido al querer sacar buenas calificaciones, y llegando hasta a enojarse demasiado sí no superaban a sus demás compañeros y compañeras que tenían calificaciones decentes, era una especie de obsesión con la perfección y excelencia qué aquellos jóvenes lógicamente no podían alcanzar y sólo terminaban cayendo en una obsesión demasiado insana para sí mismos y los demás, era algo que realmente a Saint le cansaba mucho.

Cuándo hiba saliendo del salón a la hora del almuerzo, Saint fue tomado del hombro por alguien, siendo su compañero de clases, Hisoka.

Hisoka: Oye, ¿Cuánto sacaste en biología?

Preguntó con agresividad.

Saint: ¿Y Eso a tí qué te importa?

Exclamó el chico con imponencia mientras se mostraba desinteresado por la conversación.

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