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Era primavera en el año 1940, la feliz pareja de María Annabella y su ahora esposo, Wilbur Keith , están celebrando felizmente su recien matrimonio.

-¿wilbur Keith Jones Brown recibe usted a esta mujer para ser su
esposa, para vivir juntos en sagrado matrimonio, para amarla, honrarla, consolarla y
cuidarla, en salud y en enfermedad, guardándole fidelidad, durante el tiempo que duren sus
vida? -

-acepto- 

Vil patrañas, el no cumpliría ni una de estas promesas vacías de aquel día

-¿Maria Annabella Taylor Williams recibe usted a este hombre para ser
su esposo, para vivir juntos en sagrado matrimonio, para amarlo, honrarlo, consolarlo y
cuidarlo, en salud y en enfermedad, guardándole fidelidad, durante el tiempo que duren sus
vidas?-

-aceptó-

Dijo encantada la mujer, desde niña imagino el día de su boda, con un vestido blanco con encaje, bochornoso, quería casarse en la iglesia de su pueblo, deslumbrada por los rayos del sol que podían atravesar el cristal tintado que decoraban con gracia la iglesia. Quería muchas cosas de niña, ahora, estaba ahí, parada ,con su ramo en las manos de su fiel dama de honor, su velo levantado finamente por las manos de su ahora esposo, con su vestido largo con encaje, en aquella iglesia no tan diferente a la de su pueblo, pero no igual, nada se compara con aquella.

La Luna de miel opacada por nuevas experiencias para ambos, con la delicadeza que dos primerizos podían brindarse, con el vestido a un lado de la cama, con el traje en igual Estado, esa noche en la que dos almas se unieron con amor. Contemplado estaba ya su primer sucesor .

Al mundo llegó William James Jones Taylor. El primer hijo del matrimonio, un varón, nada más su padre lo vio estaba dispuesto a convertirlo en su legítimo heredero de las aereolineas Annabella jones. Wilbur amaba tanto a su mujer que las empresas de su familia se habían cambiado a Annabella Jones en vez de el anterior, Jones Williams. 

Keith como muchos fue a la guerra, su boda fue rápida para poder ir al campo de guerra, nada más acabo, el volvió con su mujer he hijo.

Un matrimonio feliz si me preguntan a mi.

Claro, feliz.

Bajo la fachada del hombre que adoraba a su mujer al punto de cambiar el nombre de una empresa familiar se escondía el hombre que se enojaba por el más mínimo detalle.

-¡el niño está llorando mujer!, ¿a caso eres tan inútil que ni a tu propio hijo puedes atender?, maldición-

-lo siento Wilbur-

Cargo en sus brazos al recién nacido; el doctor había recomendado reposo a la madre debido a las complicaciones del embarazo, aun así, nada más llegar a casa, ella se dispuso a lavar la ropa, limpiar la casa, hacer las comida,  ordenar y planchar la ropa, mientras su marido disfrutaba de un cerveza recién sacada del refrigerador.

La mujer a duras penas podía con sus piernas, mesía despacio a su pequeño, quien poco a poco se calmaba, cuando se quedó dormido dejó a su niño en la cuna construida por su padre, llegó a la cocina dispuesta a hacer la cena; encontró a su esposo con una cara de enojo que para ella,ninguna palabra lo podía describir.

-¡maldita sea mujer! , aun no tienes hecha la cena y así ¿¡quieres tener un descanso!? -

Las heridas del parto aun no cicatrisaban, Sangraban, dolian, solo quería sentarse, aunque sea por un segundo, quería parar de andar, sin previó aviso la mano de su esposo se impactó contra su pálida piel, golpe tras golpe; su cuerpo ya ni siquiera podía sentir el dolor, no se podía mover, no estaría mal descansar, con golpes y más dolor, pero descansar.

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⏰ Última actualización: Apr 24, 2023 ⏰

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