Capítulo 16.

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El día se presenta algo gris. El tiempo parece que no va a acompañar, y que en cualquier momento se va a poner a llover. Pero existen sonrisas capaces de iluminar hasta el día mas gris, de alejar todos los nubarrones, de hacer brillar un sol de verano en pleno invierno. Ejemplo de ello es Franky. Hoy se ha vestido con la mayor de las sonrisas, a pesar de que odia los días grises, sabe que está ante la oportunidad de volver a tener a Ana. Puede que en efecto el día no acompañe, pero el destino seguro que le echa una mano para todo. A pesar de todo, él seguía creyendo en el destino. Que todo ocurre por algo, y no existen las casualidades. Sin más que pensar, solo en lo guapa que estará Ana, se arregla para ir a verla, y poder compartir esa tarde junto a ella. Un poco de colonia, ropa informal, no hace falta más para ir a ver a la chica que le gusta. Esta vez decide que no es hora de coger la moto, tal vez recuerde su última experiencia con ella, por lo que va andando hasta casa de Ana. A medio camino él la llama, para que vaya bajando. Siente de nuevo a las mariposas de su estomago. Extraña y vieja sensación. A cada paso siente como si todo ya lo hubiera vivido. Las sensaciones, los nervios, las mariposas. Lo único que cambia es el camino. Y es que a veces la vida nos hace repetir caminos con distintos paisajes. Y eso en parte es bonito. Un poco más tarde, ya que fue a pasito lento, llegó al portal de Ana. Ella estaba apoyada contra la pared, mirando al móvil. Llevaba una chaqueta vaquera entre abierta, que le dejaba ver la camisa blanca que llevaba dentro. Unos pantalones vaqueros, y unos zapatos blancos de grandes suelas.

Franky: Og, que fea. ¿De donde has salido tu niña?

Ana: Pues de mi casa, ¿acaso no voy guapa?

Franky: Si sabes que tu siempre estás guapa. Solo que nunca te había visto así.

Ana: Pues mira que me has visto de otras formas. (Ríe.)

Franky: ¿Pienso mal?

Ana: ¿Acaso sabes pensar de otra manera?

Franky: Bueno, soy un tío. Siempre voy a pensar mal. O bien. Según se mire.

Ana: No te compliques, que si iba por lo que creías, tonto.

Franky: Chupa y calla. ¿Que quieres hacer?

Ana: ¿Tengo que decirlo yo? Vaya caballero, pensaba que me ibas a llevar a un restaurante caro a cenar, y que mientras cenamos a la luz de las velas y acompañados de un buen vino, alguien tocaría el violín.

Franky: Soy pobre, yo como mucho te puedo llevar a comer pipas al parque, acompañados de una buena lata de coca-cola, mientras de fondo suena algún móvil con una buena canción de rap. (Ríe.)

Ana: Pues mira, casi que mejor. Pero ya enserio, no sé que hacer. Me hice la plancha, y me da miedo.

Franky: ¿El qué?

Ana: Pues que se ponga a llover.

Franky: ¿Si llueve después de hacerte la plancha el pelo se te cae de la cabeza y te quedas calva?

Ana: No. (Ríe.)

Franky: ¿Entonces que problema tienes?

Ana: Que se me va a rizar. Y no. Así que tu eliges que hacemos.

Franky: Que drama.

Ana: ¿Drama?

Franky: Claro, así si llueve me puedes echar a mi la culpa de que tu maravilloso pelo se estropee.

Ana: Exacto.

Franky: Se me ocurre una cosa, pero ..

Ana: Pero ..

Franky: No sé si querrás.

Ana: Tu dime.

Franky: Ir a mi casa, y vemos una película. Y si, que suena a lo típico de te invito a mi casa para ir a follar, pero no. De veras quiero ir a ver una película.

Destino por casualidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora