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Julio 5 de 1846

El limpiaparabrisas trabajaba contra el cristal, borrando todo tipo de gotas que caían sin cesar, el invierno se había apoderado de su ciudad natal.

Desde que se descubrió esta enfermedad, los últimos años han sido tristes y melancólicos, este año no iba hacer diferencia, las muertes que causaba aquella enfermedad llamada tuberculosis era un dolor cada día, un dolor de saber que no pudiste salvar aquella persona, un dolor de saber que en estos años perdiste amigos por ello.

Pudo notar como los árboles se hacían borrosos al pasar por la ventana de su lado, conocía el camino de memoria. Al reconocer ese pequeño parque supo que ya había llegado.

-Doctor, buenos días -saludo un guardía de seguridad a través de la cabina, la reja empezó abrirse lentamente y sin bajar la ventana, le salude de vuelta.

-Buenos días - Después de haberle saludado me adentre al estacionamiento del hospital, estacioné mi auto donde siempre lo dejaba, al salir abrí mi paraguas y acomodé mi bufanda, me adentre a la enorme puerta del hospital. Mi primera acción dentro del hospital era hablar con la secretaria para que pusiera en la libreta que había llegado a tiempo, al tiempo después me dirigí a los cambia ropas, era necesario tener que usar un uniforme limpió, con calzado y mascarilla para subir al piso donde se trabajaba con los pacientes de tuberculosis. Salí de los cambia ropas y tome rumbo hacia las escaleras enormes que llevaban al 5to piso, el último del hospital. Ya arriba me encontré con la Trini, actualmente la jefa del sector de tuberculosis.

-Sam, hoy nos entregaron a un chico de 28 años, esta grave y lo puse a tu cargo -No era algo nuevo empezar a recibir nuevos pacientes después de que uno muriese, todo doctor del sector de tuberculosis tenía asignado 5 pacientes y no podíamos tener más ni menos.

-Esta bien, lo ire a ver en un rato más -Me despedí de ella y tome rumbo a mi sector, note por las pequeñas ventanillas que tenían las puertas como cada uno de mis pacientes se encontraba haciendo una cosa diferente, unos tejiendo, otros tomando café y otros simplemente durmiendo debido a todo el cansancio que les traía el tan solo moverse, al encontrar la antigua habitación del paciente que había muerto recientemente supe que alguien nuevo estaba dentro, me acerque a la puerta y di unos golpes.

-¿Puedo pasar? -Mire por la ventanilla, pude visualizar a un hombre pelinegro mirando hacía la puerta y solo asintió, al ver esa respuesta no dude en abrir la puerta y acercarme a el. Moví una pequeña silla para sentarme y saque una libreta con un lapicero.

-Un gusto, soy Samuel y desde ahora sere tu doctor, ¿podría saber tu nombre? -El hombre pelinegro solo me dió unas miradas para después volver a ver por la ventana de su habitación.

-Soy Mateo -Su voz sonaba seca, anoté sobre eso en mi libreta, se miraba cansado, bajo sus ojos se encontraban unas ojeras y note como Mateo temblaba, como había visto a Mateo por primera vez tenía que escribir un formulario sobre los síntomas que notó y la información personal que iba en una carpeta aparte así que necesitaba interrogarlo.

-Bien Mateo, un gusto conocerte.

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YA CHICOS CORTA LA WEA PERO ES QUE HASTA ACÁ ME LLEGO LA ESQUIZO Y LA INSPIRACIÓN, XFA LEAN

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⏰ Última actualización: Mar 21 ⏰

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