CAPÍTULO 3

75 8 4
                                    

Huye del problema y el problema te perseguirá.

Dice un dicho popular chino: "El leve aleteo de una mariposa se puede sentir al otro lado del planeta". Esto hace referencia a que hasta la más diminuta cosa tiene un efecto considerable con el paso del tiempo.

El efecto mariposa es una metáfora empleada como uno de los pilares de la llamada teoría del caos, según la cual existen en el universo sistemas sensibles a la presencia de variaciones, las cuales pueden generar resultados caóticos. El modelo principal de la teoría del caos propone que ante dos mundos o situaciones idénticas en las que únicamente existe una variable casi insignificante que los diferencie entre sí, con el paso del tiempo esta pequeña diferencia puede provocar que ambos mundos se diferencien cada vez más y más, hasta resultar imposible determinar que alguna vez fueron el mismo. Lo que nos explica el efecto mariposa es que alteraciones aparentemente simples e inofensivas de una acción pueden generar efectos masivos, siendo el desencadenante de un proceso que al propagarse va adquiriendo mayor fuerza. La más mínima alteración en un mismo proceso puede dar lugar a resultados muy distintos e incluso inesperados.

Lo que ocurrió con Lusian la noche anterior fue totalmente inesperado: Mi efecto mariposa. ¿Qué pudo haber generado tal acontecimiento? De saberlo, posiblemente buscaría volver en el tiempo y evitar ese pequeño giro. Sin embargo, no estaba segura de qué resultados futuros obtendría con tal cambio. De lo único que estaba completamente segura era que mi vida ya no se parecía absolutamente en nada a la que alguna vez fue.

Si me hubiesen dicho una semana atrás que me acostaría con Lusian, me hubiera reído mucho y por consiguiente lo hubiera negado. O me hubiera quedado en Italia.

Al salir de la mansión Bennett, le envié un mensaje a Joshua pidiéndole que me encontrara en un pequeño bar que habitualmente visitamos en el pasado después de alguna buena fiesta, en donde curábamos los malestares ocasionados por el alcohol. Se hallaba cerca del Sun Ray, el campo donde vi a Joshua jugar un montón de veces Americano. No era el bar más popular y de mejores referencias, pero me gustaba por lo poco concurrido que era y así podía sentirme mal sin muchos espectadores.

Estaba intentando que de alguna manera mi vida no se sintiera tan fuera de lugar. Porque siendo realista, desde que amanecí en la cama de Lusian, me sentí tele transportada a una realidad alterna de la cual quería escapar.

Deseaba ver a Joshua antes de regresar a Italia y quería abrazarlo, decirle lo mucho que lo amaba, aunque se diera cuenta de mi letrero en la frente que decía: "No era virgen y por eso me acosté con Lu". Ojalá no lo notara, pero era mi mejor amigo y me conocía mejor que nadie.

Mientras lo esperaba sentada frente la pequeña barra del bar, degustando una rica bebida de jugo de almeja y tomate con vodka, sopesé unas cuantas posibilidades de cambio en el pasado por si lograba encontrar una manera de regresar en el tiempo y así poder cambiar el presente. Nada servía de todos modos. No creía que existiera algo que me quitara lo estúpida.

-¿Intentando regresar en el tiempo? -preguntó Joshua cuando lo vi sentarse en la silla a mi lado.

Me encogí de hombros y arrastré mi bebida hasta él, ofreciéndole un trago.

Verlo significó un montón de cosas para mí. No estuve segura de si asistiría a la cita después del desplante que le hice en el Blue, pero ahí estaba, leal a mí, como siempre.

Seguro que llevaba una pinta horrible por la cara de asombro que me dedicó en cuanto me vio. No me molesté ni siquiera en arreglarme el cabello, que seguro estaba más desordenado que mis ideas. Y además llevaba puesta aún la ropa de la noche anterior.

SIEMPRE FUIMOS (Colección Destinos #2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora