TWO

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El clima de las mañanas para Noah eran increíbles, ver el sol resplandeciendo y el aire cálido chocar su cuerpo y rostro al abrir las ventanas de su habitación

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El clima de las mañanas para Noah eran increíbles, ver el sol resplandeciendo y el aire cálido chocar su cuerpo y rostro al abrir las ventanas de su habitación.

Era un sábado y como gran parte de sus fin de semanas, se quedaba en casa viendo películas, esta vez no era la ocasión. Los hermanos Bae la invitaron a almorzar a su casa, como sus padres no se encontraban con ellos no desaprovecharon la oportunidad.

—¿Cariño, dentro de cuanto vas a salir? Quiero que me ayudes con unas cuantas cosas antes de que salgas, por favor. —se acercó su madre mientras que sacudía sus manos empolvadas.

—Claro, ¿En que te ayudo?

—Necesito que me ayudes a bajar dos cajas que pesan un poco que se encuentran en la última habitación, por favor. —se hizo una pequeña coleta para sentirse fresca y Noah asintió.

La castaña también se hizo una pequeña coleta para no sudar mucho al momento de hacer el trabajo, subió hasta la segunda planta de su casa y caminó hasta la última habitación donde habían pocas cosas en ella, visualizo las dos cajas que hablaba su madre y tomó una para bajarla y luego regresar con la otra que era más pesada que la primera, estaba muy interesada en saber que había dentro de estas porque pesaban mucho.

—¿Que hay dentro madre?

—Nada importante, cariño. Sólo son decoración antiguos que nos regalaron a tu padre y a mí en nuestra boda, y las voy a donar porque no las usamos.

—¿No habrá algo que me interese? —se mordió el labio y su madre negó.

—No lo creo, cariño. Pero si gustas puedes dar un ojo a las cajas. —se colocó unos guantes de hule para agarros objetos que estaban oxidados.

Noah abrió cada una de las cajas para dar un pequeño vistazo y ver si hay algo que le llame la atención, pero nada. La mayoría era decoración de porcelana, algo que le daba miedo a la castaña.

—No hay nada.

—Te lo dije cariño. Son puros adornos viejos y algunos están con hongos y oxidados. —musitó mientras que limpiaba una lámpara de tela, es como si este hubiera absorbido mucha humedad al punto de dejarlo amarillento.

—¡Ugh! Mejor me voy antes de que me de un ataque de ansiedad al ver muchas cosas sucias. —de sus labios salió una mueca de disgusto y nervios.

—Bien, cariño. ¿Nos vemos para cenar?

—Claro, madre. Nos vemos, le dices a mi padre que he salido. —tomó su abrigo colgado en la pechera con sus llaves.

—No te preocupes, cariño. Yo le aviso, con cuidado.

La residencia de la familia Bae no estaba muy lejos de su casa, de hecho era la misma distancia que el de la familia Jeon.

Noah a la vez que escuchaba música a través de sus auriculares miraba cada pequeño detalle de las calles y las plantaciones que habían por allí. Sus pulmones inhalaban la mayor cantidad de aire que podían, desde muy pequeña a la castaña le gustaba estar en la calle y sentir aquella emoción de ser libre nuevamente, como si hubiera estado encerrada por años.

SEVEN DAYS; JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora