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Naruto es creación de señor Masashi Kishimoto, pera esta historia pertenece a Nicole Luz de Luna.
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«Yūgen: Evoca un sentido profundo y de asombro ante el misterio del universo, pero te hace consciente de la triste belleza del sufrimiento humano».
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Su última etiqueta explosiva había sido más un sacrificio voluntario que un riesgo calculado, y aun así, Kakashi se encontró arrepentido de usarla mientras se refugiaba entre una grieta en la pared rocosa, un grupo de cadáveres pútridos a su derecha y lo que estaba seguro que era la hemorragia de un tímpano perforado.
La vida de un ANBU no era glamurosa.
Su guarida improvisada era solo una pequeña abertura de menos de un metro de ancho a lo largo de la pared rocosa de un cañón en Iwa. Su equipo -lo que quedaba de ellos- había escapado con el pergamino clasificado mientras él se había quedado haciendo el control de daños de los cadáveres que quedaban. Matar civiles, aún cuando la mitad de ellos fue un accidente, seguía siendo altamente traumático, solo superado por la repentina emboscada de las fuerzas de los Iwa-nin.
Que mala suerte, se dijo mientras presionaba un paño de gasas sucias contra su oído y se concentraba en no marearse. Lo positivo de aquella situación, quiso pensar, era que con sus bajos niveles de chakra parecía ser casi imposible de rastrear por sus enemigos. Solo si rogaba a los Dioses que no tuvieran ningún sensor a la mano.
Debía esperar a que fuera seguro salir o que alguien se percatara de que Kakashi no llegaría a tiempo está vez.
Maldita sea.
Soltó uno de los protectores de sus brazos para sostenerse con mejor comodidad entre la estrechez de su escondite, y fue solo hasta que la prenda tocó el suelo polvoriento que se percató que algo no está del todo bien.
El aire olía a lluvia y tierra mojada, y una corriente de viento sostuvo el protector por unos instantes antes de caer por completo. Kakashi maldijo por lo bajo, su suerte siempre podía empeorar.
Ella apareció a su lado en un suave vórtice que rompía tiempo y espacio. Sus mechones rosa chillones estaban empapados en agua con un olor salino y a mar que fue imposible no notar, y sus pequeñas manos trataron de aferrarse inútilmente al aire mientras su cuerpo pequeño y frágil colapsaba contra la pared contraria.
Casi se había olvidado de ella. Sakura, su inoportuna visitante, siempre aparecía cuando menos la esperaba. Mareada, confundida y desnuda.
—¿Qué? ¿Dónde estoy? ¿Dónde está Ino-chan?
Por supuesto, otra particularidad era que aparentemente le costaba mucho identificar que había viajado. Kakashi nunca le dio mucha importancia a eso. A lo largo de los años se había convencido de que ella —tan irreal como parecía— hablaba de personas que existieron o existirían, y que su realidad se alteraba tanto como la de él, solo que Kakashi juraba haberle ganado una al destino por una vez, al menos, él era lo suficientemente adulto para distinguir que Sakura era real y tangible como él mismo y no algún sueño que se había inventado, solo porque Sakura era una niña en cada una de sus visitas.
Ella siempre volvía, puntual como un reloj, a encontrarlo dónde sea que estuviese. Y durante 15 años consecutivos —no, solo 14—, él se había acostumbrado a verla como una niña eterna en todas sus versiones. Nunca mayor a trece años.
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El tiempo contigo.
AdventureKakashi la ha conocido desde tiene memoria. Ella lo vio luego de la muerte de su padre, y jugó con él cuando Pakkun apenas podía ladrar. Ella también le ayudó a elegir su máscara ANBU. Sakura era, después de todo, esa presencia imperdible que había...