Capitulo 1

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Fort Phakphum, un chico de 15 años, se encuentra cursando su educación en Tailandia, a simple vista puede parecer alguien presumido y altanero, pero eso no es del todo cierto, a él le gusta apreciar el detalle de las cosas sencillas, pero trata de ocultarlo por el miedo a ser criticado, prefiere hacer creer a todos que es una persona que da más importancia a cosas banales.

Pero todo intento por aparentar fracasaba cuando se encontraba con él, su cabello negro, esos lentes que le daban aire intelectual y que servían de escudo a un hermoso par de ojos cafés, no estaba en el mismo grupo pero tenía suerte de toparse con el todos los días en las escaleras ya que sus clases coincidían, a los ojos de los demás ese chico no tenía ningún chiste, era solo un nerd ermitaño que no socializaba más allá de los maestros y la bibliotecaria, pero para él era lo máximo, gracias a las publicaciones en la página del colegio sobre los múltiples concursos de conocimiento en los que participo y que obviamente había ganado, se enteró de su nombre, Peat Pruk , intento buscarlo en alguna red social, decidió a acercarse un poco por este medio pero para mala suerte no lo logro, hablarle en persona no era una opción, por la fama que tenía y temía que fuera a malinterpretar su repentino interés, siempre que pensaba en ello su mente se frustraba, tendrá que conformarse con velo a la distancia al menos hasta tener el valor suficiente para llamar su atención.

Esa mañana de nuevo maldecía su suerte de no tener el valor de hablar con el chico que lo tenía tan desesperado, caminaba por el filo de la acera equilibrándose al extender sus brazos, cuando esta por perder el equilibrio dio un pequeño salto bajando a la carretera, levanto la vista y observo a aquel chico que tanto le gustaba, en ese instante su mundo pareció iluminarse y oscurecer de un momento a otro, la alegría lo invadió por un instante pero así como llego se fue al recordar que no le hablaba, aunque no todo era malo, lo siguió hasta el colegio, sin perder detalle de sus elegantes pasos.

Llegando a la entrada del colegio lo perdió de vista en la biblioteca, esa era otra cosa que amaba de él, su interés por la lectura, seguramente que si le hablara siempre tendría algún tema para charlar, no negara que sentía cierta curiosidad de que relatos fantásticos podría relatarle, así le nació otra incógnita, ¿Cómo sonaría su voz?

Ahora que lo pensaba un poco jamás le había escuchado hablar, pero se imaginaba que era agradable y elegante como todo el, no pudo continuar con sus pensamientos por la interrupción de su amigo, Boss lo llamaba desde la puerta del salón, soltó un suspiro y cerro los ojos un momento antes de dirigirse a él.

-¿Qué tanto piensas?, pareces tonto parado a medio pasillo.

-Hola Boss, amanecí muy bien, no te preocupes, ¿y tú qué tal? - le echó en cara que ni siquiera le saludo y ya hasta lo estaba insultando.

-Perdón, pero ya enserio. ¿en qué piensas?, no es la primera vez que te veo así- la mirada que le lanzo lo hizo pensar por un segundo en contarle sobre su flechazo, pero prefirió callar por el momento.

-Simplemente hago memoria para ver si no olvide nada, no tienes que preocuparte- puso su mano sobre su hombro y apapachándolo un par de veces lo impulso para entrar de nuevo al salón y buscar un sitio donde poder sentarse, poco a poco entro el resto de sus compañeros y la clase comenzó como siempre.

Durante el descanso Boss se retiró a buscar a su pareja Noeul , Fort no quiso salir del salón y simplemente contemplaba a los demás caminando y charlando, empezaba a aburrirse cuando su visión periférica vio de nuevo a aquel chico, su corazón se aceleró al instante, una sonrisa apareció de sus labios, siguió sus movimientos, se percató de que se dirigía hacia un chico de cabello castaño y ojos cafés, un mal presentimiento nació en su corazón pero no aparto la mirada ni un segundo, el arrepentimiento no tardó en darle un golpe cuando los vio besarse, la sonrisa desapareció lentamente de sus labios y la humedad salina de las dolorosas lagrimas cubrió sus mejillas, vaya... nunca se imaginó que sería testigo de algo como eso, pensó que con suerte el sería el único que se percataría de la belleza de ese chico, pero ahora comprueba que eso era una esperanza ridícula.

Finalmente aparto la mirada de esa desgarradora escena, se puso de pie y salió del salón caminando sin rumbo y con la mirada gacha, no pudo reprimir la sonrisa entristecida acompañada de unas cuantas lagrimas traicioneras y reprocharse mentalmente su actitud, de haber querido evitar algo así le hubiera hablado, pero fue su error y ahora no tenía más remedio que aceptar el rumbo que tomaron las cosas y dejar el futuro al traicionero destino.Pulsa aquí para empezar a escribir


Recuerdos del corazón (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora