10 / Aux

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Entre jornada tienes un tiempo de almuerzo de treinta minutos y dos descansos de quince a los extremos del primero. No es que no puedas librarte del teléfono de alguna manera si estás en tiempo de trabajo, ni pasarte del tiempo establecido en los recesos, sin embargo, tu métrica de adherence (adherencia, fidelidad al horario) se verá afectada. El mínimo para la meta es del noventa y dos por ciento. Yo a duras penas llegaba a cumplirla.

Bebo mucha agua, por ende, voy mucho al baño. Semiramis en ocasiones llegó a meterme presión para que no fuese tanto a mear, pero eso se traduciría a no beber tanta agua como quisiese, lo cual no iba a ser posible. Quería priorizar mi salud, razón por la cual, una vez cada hora en promedio, sin importar si era tiempo de trabajo, me quitaba del Ready (listo para tomar la siguiente llamada) para ponerme en NotReady (NO listo para tomar la siguiente llamada).

Los supervisores le llamaban Aux a la razón que tenía el agente para no estar listo. Era simple. Si te ibas de descanso, elige Break; de almuerzo, Meal. Meeting y Coaching estaban reservados para cuando tu superior te iba a dar una charla, que solía ocurrir una o dos veces por semana, dependiendo de qué tanto te estuviese llevando el diablo. System issues por si tenías algún fallo en el sistema y End of day era esa hermosa e innegable opción que seleccionabas con el corazón en una corredora a máxima potencia en el momento exacto en el que la hora cambiaba de 5:59 a 6:00.

Está bien no estar preparado para tomar una llamada. Tan solo fíjense a mí. Yo no estaba preparado para volver a ver a Katerine. Sabía el día exacto (ya no lo recuerdo, solo suponte que iba a ser un lunes cualquiera de la segunda mitad de octubre) y acorde se acercaba me daban más ganas de mear.

¿Qué tal que ya es el lunes cualquiera de la segunda mitad de octubre? Que ya volvía a saludar de abrazo y beso a la Bespoke que no sube mi corazón en una corredora sino que lo atropella como un camión y lo paraliza en el acto. Sí. Me parece que estaba en mi estación, atendiendo clientes con sus defectuosas y no tan defectuosas neveras Samsung, cuando del vertical horizonte creado por los cubículos brotó una flor.

A ese punto tenía que imaginarme que la chica no sabía tener ropa fea en su armario. Su gusto por el estilo era de admirar, formal para el trabajo y elegante para los fans. Katy olía rico, o es su imagen en mi memoria que emana tal aroma en mis neuronas. Katy era hermosa, golosa, como de Roma provienen las diosas.

Okay, esa última rima sí la forcé.

Era importante lo que a partir de entonces sucediera entre nosotros dos. Ya no solo era cuestión de escribir divertido como había aprendido de los fuckboy en las redes, ni lanzar indirectas relacionadas al bonito de sus uñas ni directas como llamarle Motomami. A partir de entonces Cupido probaría nuestra conexión armónico-espiritual en vivo y en directo.

Tan solo tenía que seguir actuando como si éramos amigos y hacerle como que todo estaba bien. No cagarla como en el pasado con las otras chicas, con las cuales cometía el error de precipitarme a querer ser su novio o lo que sea en vez de enfocarme en una amistad o lo que sea.

Les cuento que eso tal vez lo conseguí en el mes de octubre. Congeniamos hasta el punto en el que yo era prácticamente su mejor amigo de la capital (sus mejores lazos los había estrechado en su pueblo natal, La Romana). Hablábamos casi a diario, y no solo para intercambiar los cómo estás y bien y tú. Llegaba al punto en el que me llamaba KK, y yo a ella KK también (pronunciarlo en inglés por favor :'-), pero como no quería ser anti-original, también la llamaba Motomami e incluso pájaro porque un niño le llamó así -qué original-. El punto en el que me contaba sobre su mami y su hermanita y me enviaba fotos de sus viajes y paseos. El punto en el que, luego de yo cancelar planes para ver una película juntos (virtualmente), la Bespoke me envió los siguientes textos:

neverita ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora