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Lisandro se removia en su cama aún incómodo. La ausencia de Cristian lo estaba consumiendo entero. No es que tampoco iba a estar pegado de él. Después de ese 'chape' seguía sin poder mirarle la cara a su compañero de habitación.

Sabía que aún hay cierta desconfianza.

El chico risueño que era antes, el que siempre era unido a su grupito de tres con Nahuel y Cristian. El que junto al  cordobés morocho eran descriptos como dos de los defensores difíciles de afrontar durante un partido, había desaparecido.

Todo se había venido abajo.

Pero... ¿Tampoco podría decidir con quién andar?

Y es que mucho no le quedaba, estaba a unos pasos de terminar la universidad y graduarse. Difícilmente no pensaba tampoco en el futuro. Que iba a pasar con él. De que trabajaría. Y es que la ruta que quería tomar se basaba en lo futbolístico. Aunque tampoco quería sentirse mal, pero si Scaloni seguía sin decirle algo sobre su manera de juego, se iba a destruir solito mentalmente y psicológicamente.

Un ruido bastante fuerte produce sacar ese silencio hace unos segundos, Licha apenas reacciona y se da cuenta que el sonido proviene de la puerta. No espera que sea Cuti. ¿Por qué quién vuelve a las once de la noche cuando te fuiste a una fiesta hace masomenos una hora?  Es obvio que se espera que sea Nahuel. Pero... Nahuel curiosamente dijo que estaría ocupado preparándose para la mesa de examenes.... y si se trataba de él era por alguna emergencia.

Arqueó una de sus cejas curioso y se adelantó a la entrada descalzo, todo mal dormido y no se esperó encontrarse con Paulo en esta.

    —... ¿Paulo? ¿Qué haces acá?

    —¿Cómo que haces acá? —Lo señaló molesto en forma de broma. Inconscientemente se le escapó una miradita de pies a cabeza analizando el estado de Lisandro. — Che, bueno, tenés pinta de haberte comido un monstruo, no sé.

    —¿Eh? —Dijo confuso.

    —Y sí, con la cara de orto que tenés después de recibirme parece que no esperabas visitas. Que se 'yo' —Lo ultimó sonó muy cordobés, y sólo lo hizo recordar más a Cristian.

Que inevitablemente no pudo agarrarle un dolor de panza terrible ahí mismo enfrente del de ojos claros.

    —Dale boludito, ¿Para qué venís? —Bromeó el de mechas rubias; haciéndose aún lado para dejar paso a Paulo.

    —¿No puedo venir ahora? Que fantasma sos... —Aún ambos dentro, Licha se sentó en el sofá cansado. Y es que las ganas de dormir se le fueron.

Paulo tomó asiento en el sillón de enfrente de Lisandro. Este último pensó en que poder hacer, porque almenos la visita de Paulo le venía bien para no sentirse tan solitario, además que debía de hablar de muchas cosas con él y no simplemente ignorar su presencia. Ambos se habían vuelto muy amigos. Y el respeto que le tenía hacia el capitan del equipo era realmente muy lindo.

    —¿Tenés hambre? Si querés te pido una pizza. Yo paso.

    —Ya comí. Pero... si me invitas unos verdes no me quejo. —Eso hizo sonreír al rubio y en pocos minutos estaba en la cocina preparando el termo con el mate y la yerba.

Azúcar no le ponía. No era fanático de la azúcar. Y siempre de chico fue criado con mates amargos.

Como debía ser.

Mientras que Licha ponía a calentar agua, se quedó clavado por unos segundos esperando. Pocos segundos después apareció Paulo.

    —Que onda con vos, se te sumieron un poco los humitos por andar de capitán eh... —Reclamó licha.

〃PORQUE NO SÉ SI ME GUSTAS 〃 CUTI X LICHA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora