Psicología inversa.
Mikey creyó encontrar la respuesta un lunes por la noche cuando, harto de tanto proyecto escolar, decidió que era momento de sentarse frente al televisor y hacer zapping hasta que Izana le gritara o le dolieran los dedos.
Cualquiera era válida.
Si el cerebro es el culpable de los efectos químicos y por lo tanto, físicos y extremadamente exasperantes provocados por el romanticismo, entonces, domaría a su propio cerebro.
Si la comida entra por los ojos y él no podía evitar echarse unas miraditas, ¿Por qué no?
Iba a mirar con ganas, descaradamente y sin contenerse y sólo entonces perdería el interés paulatinamente.
Algún tonto desperfecto tendría.
Pero bueno... tampoco funcionó.
Si la cosa se ponía interesante, Mikey comenzaba a mostrar interés genuino por aquello.
Él es un hombre simple, de naturaleza curiosa pero despistada, Manjiro comenzó a comprender la bizarra fascinación por los capitanes y la familia Sano por tan insignificante espécimen.
Ocurrió una tarde de martes, al caer el sol, con el cielo teñido de rosa pastel y naranja melocotón, con el reflejo de los últimos rayos cálidos reposar con dulzura el rostro magullado de un precioso adolescente pelinegro.
Tiene dos hermosos zafiros entre sus cuencas, un mar que se asemeja a la inmensidad oceánica que tanto adora...
Y ahí quedó, como líder aterrador y melancólico que aspira dorayakis en silencio, apartado de todos sobre los escalones más altos del viejo Templo Musashi mirando a Hanagaki hasta que sus ojos le perforan el alma y le dan escalofríos.
Seguirá intentando escribir su guía.
Va a esforzarse un poco más...
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Guía 143
ContoUna estúpida guía sobre como NO enamorarse que sale cada vez más y más mal. • Historia corta Maitake (Manjiro Sano × Takemichi Hanagaki). • Los personajes no son de mi autoría, pertenecen al mangaka Ken Wakui, creador de Tokyo Revengers. • La obra...