Capitulo 8

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Cuando el taxi que tomó se detuvo frente a la villa de la familia Lind, Janet salió corriendo y tocó el timbre.

Ahora que se había casado con Ethan como prometió, ella decidió pedirles dinero a sus padres adoptivos. Al final de cuentas, había hecho todo esto solo para pagar los gastos médicos de Hannah.

Sentada cómodamente en el sofá, Fiona le dio un sorbo a su café, miró a Janet y fingió preocupación: "¿Te llevas mal con Ethan o qué? ¡Apenas te casaste ayer! ¿Qué estás haciendo aquí? ¿No deberías estar en tu casa? ¿Pasó algo que deba saber? Puedes decírmelo, con confianza".

Como si lo hubiera olvidado, ella no pronunció ni una sola palabra respecto al trato que habían hecho.

Mirándola con severidad, Janet respondió: "Vine aquí por el dinero. Prometiste que me lo darías en cuanto me casara con Ethan".

Fiona colocó la taza de café sobre la mesa y sonrió amablemente, pues no planeaba darle un solo centavo a su hija adoptiva. Solo le había dicho que sí con tal de convencerla de que contrajera matrimonio con Ethan. Ahora, ellos estaban casados y la mujer sabía que Janet no sería capaz de hacer algo en su contra aunque no cumpliera su palabra.

"Vamos, no comas ansias, ¡por supuesto que te daré el dinero! Además, estoy segura de que estás al tanto de nuestra situación familiar. Tu papá invirtió en un nuevo negocio hace un tiempo pero resultó ser una empresa fantasma. El dueño de la compañía se escapó con el dinero y su amante, dejando todos los problemas y la carga sobre los hombros de tu papá. Hacer negocios no es cosa fácil. ¡Solamente mira a tu padre, incluso ha encanecido debido a la presión! Nuestra familia está pasando por un momento muy complicado. Estamos teniendo problemas económicos y no podemos permitirnos gastar una suma de dinero tan grande por ahora. Por favor, trata de entender la situación", Fiona explicó mientras tomaba la mano de Janet, poniendo una expresión miserable.

La joven no dijo nada, pero por dentro, su sangre hervía de rabia.

Fiona era una verdadera maldita. ¡Cualquiera de sus joyas valía más que los gastos médicos de Hannah! Ella solamente estaba mintiendo para no darle el dinero que le había prometido.

Bernie frunció el ceño y negó levemente con la cabeza; su esposa había ido demasiado lejos esta vez y sintió pena por Janet. "En realidad no es gran cosa, todavía podemos pagarte y...".

"¿Perdón? ¡Así no vamos a llegar a fin de mes! Aparte, Jocelyn se va a ir a estudiar al extranjero

en muy poco tiempo. ¿Con qué pagaremos su viaje? Después de todo, el dinero que tenemos ahora son los ahorros que he hecho durante años. ¿Ya olvidaste lo que he sacrificado por nuestra familia? ¡Parece que no te importamos!", limpiándose las falsas lágrimas, Fiona miró a su marido.

Quedándose sin palabras, Bernie se limitó a mirarla en silencio.

"Pero me prometiste que me darías el dinero lo antes posible", Janet se quejó con impotencia, apretando los dientes. Aunque quisiera, ella no podía hacer nada ya que solo habían hecho un acuerdo verbal.

Limpiándose los ojos, Fiona forzó una sonrisa y replicó: "Okey, está bien. Te daremos el dinero tan pronto como lo tengamos, ¿de acuerdo? Todavía tengo algunos miles de dólares guardados. Te daré eso primero".

La mujer trató de retrasar la paga, pensando que, una vez que Hannah muriera, ella ya no tendría motivos para pedirles dinero.

'¿Cómo puede pensar que son suficientes unos pocos miles de dólares?'.

Mordiéndose el labio inferior, Janet estaba a punto de refutar cuando Jocelyn la interrumpió, al bajar las escaleras y dirigirle una mirada de disgusto.

"¿Qué estás haciendo aquí? ¿Y por qué tu marido no está acompañándote? ¿Apenas llevan un día y ya te detesta?", ella preguntó en un tono evidentemente burlón.

"Me casé con Ethan en tu nombre, lo que significa que si detesta a su esposa, entonces te detesta a ti", Janet replicó sombríamente.

Puesto que siempre había tenido aires de superioridad, Jocelyn se puso furiosa al escuchar esto. Entonces levantó el vaso con agua que estaba sobre la mesa y trató de verterlo sobre Janet.

Por suerte, esta última pudo esquivarla rápidamente ya que esperaba que su hermana menor hiciera algo así. Cuando eran niñas, a Jocelyn le gustaba desquitar su coraje golpeando a la gente y era un hábito que seguía teniendo hasta la fecha.

"¡Lárgate! ¡Esta es mi casa!", gruñó Jocelyn, señalando la puerta y temblando de rabia.

"No habría venido aquí si me debieran dinero", Janet dijo tranquilamente.

Al ver que estaba molestando a su querida hija biológica, Fiona perdió la calma y exclamó: "¿Cómo puedes hablarle así a tu familia? Me siento tan decepcionada de tener una hija como tú... ¡Vete!".

Decepcionada, Janet respiró hondo y se puso de pie al pensar que no tenía sentido discutir con ellos.

Pero justo en el momento en que abrió la puerta, vio a Ethan parado afuera, acompañado de un hombre que traía varias bolsas en la mano.

Una novia afortunada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora