Evangelyn Minerva, a pesar de su aspecto ordinario, no es una chica común.
Haber sobrevivido dos años al Devildom y ser adoptada como hermana menor de los Pecados Capitales no es ningún chiste.
Pero cuando su vida comenzaba a acomodarse, Evangel...
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LO PRIMERO QUE SINTIÓ EVANGELYN cuando recuperó la consciencia fue un dolor intenso en el área abdominal. Primera mala señal.
Lo segundo, que estaba atrapada en una caja oscura y que por mucho que intentaba abrirla, no podía hacerlo.
De acuerdo, era una de esas situaciones en las que es entendible entrar en pánico. Entendible, no recomendable.
Cuando se dió cuenta que los golpes no funcionaban, Evangelyn empezó a gritar.
¿Por qué demonios estaba encerrada en una caja? ¿Le estaban jugando una broma muy pesada? ¿La habían secuestrado? ¿Alguien quería matarla? Nada tenía sentido, no con la protección de sus hermanos.
Evangelyn gritó hasta que sintió su garganta arder. Fue entonces que lo oyó.
── ¿Hola?
La voz estaba llena de duda, y sonaba muy amortiguada, pero la chica estaba segura de que no se la había imaginado. Chilló y volvió a golpear la caja, esperando llamar la atención del extraño.
── Oh, cielos. ¿Que está pasando? ¡¿Estás ahí?!
── ¡Si! ¡Por favor, ayúdame! ── lloriqueó cuando sintió un golpe del lado externo de la caja. ── ¡No puedo respirar!
── Yo y mi suerte... ¡Espera aquí! ¡Traeré ayuda!
── ¡No! ¡No te vayas!
El silencio que siguió solo aumentó sus nervios. La oscuridad era tan profunda que de no estar acostada en una superficie sólida, habría pensado que flotaba en un limbo fantasmal.
¿Por qué le estaba pasando esto? ¿Dónde estaban sus hermanos?
Cada vez más metida en sus propios delirios, Evangelyn se vio a si misma levitando en una habitación cerrada, con sábanas blancas sobre cada mueble y lejos de sus seres amados.
