Capítulo 18: "Apuñaladas calientes"

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Aquella vez que te dije que no quería verte, después de haberme sentido tan mal varios días consecutivamente, no pude expresarlo con claridad, porque no sabía cómo hacerlo. 

 No recordaba cómo se sentía, pues lo había sentido antes muchas veces, pero había pasado tanto tiempo desde entonces. Cuando subí las escaleras y te vi de espaldas, me sentípeor que esos días en los que no te había visto. El miedo se apoderó de mí, un escalofríome recorrió la columna. 

Me congelé ahí, no quería que te voltearas y me vieras, porque quería salir corriendo. Fueron segundos, pero se sintió como una eternidad, y me viste, mi corazón se detuvo por un instante y me dolió como nunca. Sentí la ansiedad recorrer mis arterias. 

No me dolías vos, no me dolió verte. Me lastimaba estar tan mal y que estuvieras presente para verlo, para sentirme tan débil, para que te acerques a abrazarme y yo poder quebrarme, porque cada una de tus caricias en ese instante me recordaron lo mucho que me habías faltado, lo mucho que te amo y que tanto lo necesitaba. Y no quería llorar, pero me fue inevitable controlar el impulso, porque se sentía tan bien y tan mal al mismo tiempo, era como una calma dentro del ojo del huracán.Era como una mejoría antes de la muerte, quizás. Y a pesar de estar tan tranquila, no podía apartarte, no podía soltarte y no quería hacerlo tampoco, porque me iba a doler más. 

Y no, no estaba callada porque estaba triste, no dije nada porque mi boca no me lo permitía, no había conexión entre mi mente y mi boca. 

No tenía miedo, pero sentía como sí me persiguieran, era incapaz de expresar algo que no fuera pesimista, desesperanzador, triste. Y sentí que no podía hacer eso, no podía mostrarte esa parte tan sombría y melancólica de mi ser. No porque puedas rechazarla o porque pueda no gustarte, sino porque no quería arruinar tu estado de ánimo. 

No quisiera agobiarte, que abandones la idea de consolarme, ayudarme o comprenderme, con lo mucho que te esforzás, lo mínimo que puedo hacer es sentirme mejor.Cada beso se sintió como una caliente apuñalada y por más que intentaba no sentirme mal. Tus gestos dulces me hacían sentir que estaba donde debía, pero que se iba a acabar tarde o temprano.Quise calmarme, ignorarlo, fue imposible. 

Pero ahoraentiendo que por más triste o sola que me sienta no es tu culpa, nunca lo fue, como yo me sienta es mi responsabilidad. Puedo contártelo por más que en el fondo sienta ser una molestia, una espina en la mano, vos no vas a verlo de esa forma y me entristece no poder convencerme de ello, y es probable que me tome tiempo. 

Quiero estar en tus momentos más difíciles, en donde todo sea oscuridad, cuando no puedas ver por la densa niebla, quiero ser quien le tomes la mano, porquien te dejes guiar, quiero ver todas tus versiones, así como espero que puedas amar todas mis versiones.Aún sigo sin entender por completo a dónde me puede llevar mi mente, cómo es el camino por los laberintos de mis pensamientos ni mucho menos conocer el final del túnel. 

Y muchas veces creo que me conozco o que soy capaz de resolver todos mis problemas simplemente mirando hacia adentro, y suele doler másque posponerlo. Pero sé que mi cerebro jamás se relaja y no me doy el tiempo de conocerlo, no sé con exactitud a quién me voy a encontrar y me tengo miedo porque soy completamente consciente del dolor que puedo causar(me), pero es algo que debo afrontar sin importar que tan arduo sea el proceso. 

 14-11-22 12:24 P.m.

Cosas que nunca dijeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora