Capítulo 19

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Un mes después

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Un mes después.

Todo ha ido bien en Nueva York. Con Ava tenemos noche de chicas los viernes, en los que salimos por un trago o a bailar. Algunos viernes los pasamos en casa con pizza a domicilio y películas de terror. Evito las comedías románticas o lo que sea que pueda hacerme llorar; llevo un tiempo sin derramar lágrimas, ni siquiera recuerdo cuando fue la última vez y tampoco quiero recordarla.

Sigo yendo a terapia. Mi psicóloga dice que he tenido un buen avance y aunque hablo mucho con ella, aún hay cosas que me guardo para mí misma. No es tan fácil desprenderse de todo o confesar en voz alta los pensamientos más oscuros. Esos los dejo solo para mí.

—En un mes termina el contrato que firmaste como asistente administrativa—me dice Ava mientras comemos pizza en pijama, desparramadas en el sofá. Por la inauguración, adelantamos nuestra noche de chicas—. ¿Has pensado en buscar otra cosa?

Frunzo el ceño y antes de que pueda responder, añade:

—Como profesora, Alyssa—muerde su labio y sus ojos se centran en la película que hace rato dejamos de ver—. Con...niños.

Después de todo lo que pasó, me sorprende que esa punzada en mi pecho no queme como lo hacía al principio. Han pasado casi seis meses desde que perdí el bebé, y sí, sigue doliendo, pero he tenido noches sin dormir en las que he podido aclarar mi mente, aunque sea un poco. No tengo rencor por los niños del mundo, sigo amándolos; Anne es una luz en mi vida, a pesar de la distancia.

Pero pensar en volver a trabajar con niños, es otra cosa. Sería ver a diario como las mamás vienen por sus hijos, como ellas pudieron cumplir un sueño, como hay gente que sí obtiene lo que quiere y es feliz. No sé si estoy preparada para eso.

Mierda, sé que sueno como una amargada, pero después de todo lo que pasé, no quiero arriesgarme a caer en los sentimientos oscuros y resentidos, difíciles de controlar. El dolor puede cegarte de una manera horrible y aunque sabes que los demás no tienen la culpa, no hace que duela menos.

—No lo sé—contesto después de un tenso silencio—. Supongo que tendré que pensar en ello.

Asiente con comprensión.

—No es que te exija trabajar, ni nada de eso—agrega rápidamente—. Me preocupo por ti, Aly.

—Lo sé—sonrío—. Gracias, Ava.



—¿Qué tal tu semana? —pregunta mi psicóloga, Daniela.

Ahora nuestras sesiones son una vez por semana, es un avance.

—Todo ha ido bien—encojo mis hombros—. Salí con mis compañeras de trabajo el viernes pasado y anoche vimos películas con Ava.

—¿Y el trabajo?

Suelto un suspiro.

—Ya estoy acostumbrada, aunque en un mes vence mi contrato—frunzo los labios—. Supongo que eso me tiene algo estresada.

Quiero que tú quieras [Elbdo #2] COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora