Eran las tres de la mañana en el departamento de los Forger. A pesar de que ya era tarde y que al día siguiente irían a trabajar, marido y mujer con la mirada cansada se encontraban centrados en lo que había en la mesa frente a ellos.
Yor Briar daba un bostezo pero sacudía la cabeza para despabilarse, volvía a centrar la mirada en el hombre rubio frente a ella, esa mirada fiera que solo destinaba a sus objetivos como asesina, Loid frente a ella pasa entre sus manos unas cartas concentrado en ello, alzó su mano en lo alto y entonces la abrió la mano lanzando los dados que sujetaba. Ambos objetos rodaron por unos instantes hasta que marcaron un cinco y un tres. Forger destinó una breve mirada al tablero del monopoly frente a él, se encogió en hombros y suspiró.
A Briar le llevó unos segundos más, contó las casillas desde donde estaba su pieza y cuando se percató que terminaba en una de los lugares que le pertenecían a su esposo golpeó con fuerza la mesa por la frustración, se disponía a gritar, cuando Loid se señaló a Anya durmiendo en el sofá abrazando a Bond. La chica se cubrió la boca para contener el grito que no se resistió en salir y fue ahogado entre sus manos. Se tiró en el sofá y pataleó como un niño que hace un berrinche, entregó los últimos billetes de papel en su mano con el rostro bajo, no le quedaba nada, ni propiedades ni dinero, había perdido.
— Bueno Yor, creo que lo mejor sería que fuéramos a dormir, mañana tengo que ver a un paciente a primera hora y...
Yor bufó y con el ceño fruncido y negó con la cabeza.
— Juguemos de nuevo— ordenó la chica mientras tomaba los dados de nuevo en su mano con decisión.
Loid pasó su mano por la cara fastidiado, esta escena se había repetido hasta ahora cinco ocasiones. Había traído este juego como una novedad, lo había visto en una repisa en el centro en venta y pensó que de esa manera se crearía un mejor ambiente familiar que ayudaría a la misión.
Al principio fue divertido, Anya parecía entretenida juntando casas, sitios y autos ficticios, aunque no ganó pareció más centrada en él que en la escuela, aunque eso pasaba con casi todo, sin embargo propuso llevarlo a la escuela y jugar con Becky incluso invitaría al segundo, lo que Loid vio como un gran avance en todo sentido.
Con Yor el asunto fue muy distinto, ni ella misma era consciente del espíritu competitivo que tenía, lo bien que se sentía ir avanzando hasta lograr sus objetivos y obtener más de ese dinero ficticio. Le propuso a Loid jugar una vez más cuando Anya se quedó dormida, para el agente pareció algo inofensivo y hasta divertido el darle gusto.
— Yor dame los dados— le indicó Yor aproximándose a ella con cautela.
Ella negó con la cabeza e hizo su brazo hacia atrás negándose.
— Ese era el trato, tú también tienes que trabajar y si hacemos ruido Anya podría despertar. — afirmó Forger ya frente a ella.
Yor se levantó con la intención de huir, Loid leyendo sus movimientos se lanzó contra ella, así resbaló y cayó hacia atrás en el sillón con Loid encima, la chica entonces iba a gritar cuando se cubrió la boca alejando en todo momento la mano con los dados de Forger, Loid se impusó unos centímetros y tomó su mano aun cerrada en puño, buscó abrirla pero entonces ella en movimiento desesperado lo mordió, él se quejó y la soltó de nuevo, ella comenzó a moverse pero él buscó contenerla lo más que podía compitiendo con su fuerza descomunal.
— Quiero vencerte, solo una vez más— propuso Yor.
— Nos pasaremos en esto toda la noche— indicó Forger.
— Vamos, por favor, que sea entonces un juego de dados únicamente— declaró la chica.
Forger suspiró y negó con la cabeza, cansado se iba a levantar para irse hacia su habitación.
— Yo tengo que trabajar. — indicó.
Yor lo detuvo abrazándolo por la cintura, Loid no pudo moverse por ningún motivo.
— Por favor— suplicó con una voz más dulce— yo te daré cualquier cosa— agregó como un ronroneó.
Tarde fue cuando se dio cuenta de la situación que había generado, él estaba sobre ella, estaban demasiado cerca, sus pechos se pegaba por completo al de él, sus rostros estaban a escasos centímetros y ella lo replegaba aún más a ella, en esta posición le había propuesto hacer cualquier cosa.
Su rostro comenzó a enrojecerse y así Loid la observó aún más encantadora. Para ese instante ya se había impregnado de su aroma corporal, ya había sentido la calidez de su cuerpo prácticamente acariciándolo y ella le proponía esto. Sus ojos se dirigieron a sus labios, esos labios rosados, húmedos y tersos, se aproximó a ella y le susurró algo al oído.
Ella se cubrió el rostro aún apenada, pero con su espíritu de competitividad por encima incluso de la vergüenza, accedió a su propuesta.
— Será un solo tiro — aclaró Loid.
Ella incapaz de poder hablar solo movió la cabeza en señal de afirmación.
— Elige tú, pares o impares — agregó Forger.
— Pares...— susurró Loid.
Alzó su mano y respiró profundo dispuesta a lanzar. Loid había sido tan atrevido, ellos eran marido y mujer, sin embargo hasta ahora no había habido contacto físico más grande que el que había acontecido hace unos segundos, Forger la ponía nerviosa con solo tocarle la mano, no podía imaginar que pasaría si entonces la besaba.
Yor Briar soltó su mano, los dados rodaron en la mesa, pero ella observó a Loid frente a ella, esa mirada azul tan profunda como el propio cielo siempre escudriñandola como si pudiera saber todo ella y ella estuviera dispuesta a contarle todos sus secretos, entonces observó sus labios, delgados, gentiles, ellos eran su castigo, aunque era difícil verlos como uno.
Ambos se aproximaron cuando los dados se detuvieron, que estuvieran girando les pareció una eternidad, se miraban de frente y luego al mismo tiempo ambos bajaron la mirada.
Loid vio para su decepción que los dados marcaban un par de doses, sumando cuatro, había perdido, suspiró dispuesto a alejarse cuando la mano de Yor lo tomó de la mejilla, se observaron de nuevo y ella cerró los ojos ofreciendo sus labios entreabiertos, Forger no pudo resistirlos y se apoderó de ellos, tuvieron un lento, demandandante y apasionante danzar estallando toda esa tensión contenida, mientras la chica con la yema de su dedo índice cambiaba la cara de uno de los dados hacia un tres. Perder se sentía muy bien.
ESTÁS LEYENDO
Sweet Surrender
FanficColección de fanfics Twinyor. Son su mayor debilidad, aquella intensa mirada que los desarma por completo, una dulce rendición...