Levi's diary

📖CIENTO CINCUENTA📖

-Te presento el cielo en el infierno...

En definitiva, no esperaba terminar en este lugar.

-¿Cómo es que...? - intente decir sin creerlo.

-Las provisiones qué envían a la ciudad terminan aquí siempre. Cuando no las robamos del transporte qué las trae, venimos aquí por ellas, depende de que sea el producto que traen...

-¿Cómo es eso?

-Si, por lo general robamos el transporte cuando nos avisan qué traé medicinas o armas, pues son más difíciles de encontrar aquí en el edificio. Pero cuando se trata de comida y otras cosas similares, es más fácil entrar aquí.

-Entiendo, pero ¿Cómo entran? - insistí sin saber como abordar el punto. - Es el edificio con mayor vigilancia, sin mencionar que justo ahora alberga todos los secretos de la historia y el gobierno.

-¿Secretos? ¡Qué va! Solo es un almacén y con respecto a como entramos, sígueme...

Con absoluta normalidad, como si dirigirse al edificio no fuera una amenaza, Asher acerco al lugar y se adentro por un pequeño y angosto callejón - por el que solo cabía una persona a la vez y caminando de lado -, así hasta llegar al final del mismo. Un callejón sin salida.

-Veamos, por aquí la tengo... - comento Asher rebuscando algo en sus bolsillos.

-No me dirás que tienes las llave, como si fuera tu casa...-dije irónico.

-Pues si, ventajas de ser uno de los sublíderes de la RG. - acepto orgulloso. - ¡Aquí esta!

La llave no era diferente a la de la casa de Levi, solo podría decir que no eran iguales en el color, pues la que tenia Asher (y que ya estaba metiendo en la cerradura de lo que parecía ser una puerta) era dorada opaca y la de la casa de Levi era negra y oxidada.

-Andando... - hablo Asher cuando termino de abrir.

Efectivamente, había una puerta, o más bien, un hueco en la pared con apariencia de la misma, pero con una discreta cerradura. ¿Por qué Carla y Niggel no la habían visto? Como sea, aquí estaba yo atravesando aquel espacio, completamente maravillado con la revelación.

-Sígueme con cuidado, en esta parte no hay electricidad, pero se el camino de memoria, así que no te separes demasiado... - me ordenó Asher.

Estaba tan sorprendido qué no me queje por su petición, por el contrario, intente yo mismo memorizar ese camino esperando que fuera útil para futuras referencias.

Al final, me guió por la media oscuridad hasta una segunda puerta desde la cual se veía que se emitía una franja de luz.

-¿Qué es aquí? - pregunte. - ¿No deberíamos preocuparnos por los guardias?

-Aquí es el almacén, del cual tomaremos comida y algo de vino. - explico Asher siendo incapaz de guardarse más el secreto. - Y no te preocupes por los guardias, según mis fuentes todo el mundo fue llamado a la superficie por alguna emergencia.

-¿Vino? ¿Según tus fuentes? Me estas diciendo demasiado y no estoy entendiendo nada.

Y era verdad. Mi cabeza ya iba mil por hora, tanto que no podía procesar los nuevos acontecimientos. Yo solo me limitaba a seguirlo.

-Bueno, Kai. - suspiro Asher mientras abría la segunda puerta. - Vamos por vino, porque en esta ciudad cuando se da la bienvenida a alguien se le recibe con vino, así lo dice la tradición. Una tradición impuesta, claramente, por la RG pues lo obtiene gratis de aquí. - la luz que emanaba de la puerta iluminó un poco nuestra habitación actual, permitiendome ver que se trataba de una pequeña cocina. - Y en cuanto a lo otro, la RG tiene a mucha gente trabajando para ellos, aquí y allá arriba, hay desde políticos y policías, hasta pobres malditos. Aunque claro, por fuentes me refiero a un soldado de este edificio el cual nos aviso que en la superficie iban a movilizar gente para tenderle una trampa a algunos miembros de la RG.

Entramos a la siguiente habitación. Era enorme, tenía grandes refrigeradores, estantes con comida y demás suministros. Ya entendía porque era el cielo.

-¿Una trampa? ¿Por qué? ¿A quienes? - pregunte sin olvidar la conversación.

-No se los detalles, pero todo parece indicar que Boris, nuestro líder, dio una orden a los de la superficie para que buscarán información de ustedes...

-¡¿Nosotros?!

-Si, bueno no... Sus padres los están buscando allá arriba y ya que sus padres los buscan, Boris quiere saber como son y en donde están antes. Obviamente no sabe que ustedes son a los que tanto busca. - explico tomando una bolsa qué estaba en suelo junto a la puerta. - Como sea, la policía militar piensa atrapar a algunos miembros de la RG, mientras estos les siguen la pista a ustedes.

-¡¿Y con todo eso se te ocurrió qué era buena idea venir?!

-Si. No hay seguridad aquí, justo ahora, y Boris esta lo suficientemente distraído con la situación en la superficie qué se olvidara un rato de ustedes.

Y dicho eso, emprendió su búsqueda de alimento y bebidas como si estuviera en un día de compras normal por las calles de la ciudad en la zona comercial.

De nuevo, tenía mucho que procesar, aunque mi cabeza estaba tan saturada qué, en lugar de enfrascarme en darle vueltas al asunto, terminé por dejarme llevar por la situación. Ya pensaría en todo después.

-¡Aquí esta! - grito Asher desde entre los estantes.

Me acerque hasta donde estaba, tan solo para verlo cargar con delicadeza una gran botella de cristal negra, de tapa roja y etiqueta blanca sobre la qué se rezaba el nombre "Kurand".

-¡Este vino es una delicia! - se emocionó Asher. - Se ha estado añejando desde antes de la Gran Guerra Final.

-¿Enserio?

-Si, además, es originaria de Marley y tengo entendido que se prohibió al inicio de la guerra.

-Si se prohibió, ¿por qué esta aquí?

-Se confiscaron y se guardaron aquí desde entonces. La verdad no se sabe mucho al respecto, pero los rumores dicen que este vino fue la causa de la guerra.

-¡Que va! Lo estás diciendo solo para convencerme de que tu lógica de venir vale la pena.

-¡Para nada! Te lo estoy contando porque tu y tus amigos son como este vino.

-¿En qué sentido?

- En el sentido de que son de otro lugar y aquí están fichados. Además, tengo la certeza de que ustedes vinieron a crear caos y destrucción.

-Eso dicen los rumores... - bromee con su propia declaración de la historia del vino.

La comparativa lo hizo soltar una carcajada. Se guardo el vino de su mano, y otras dos botellas, en la bolsa.

-Si - dijo aun entre risas y siguiendo mi broma -, los rumores dicen que serán... Bueno... Serás, la causa de la guerra.

¿Una guerra? No sonaba mal esa idea. De hecho, era tentadora.