ᴛᴏᴅᴏ ᴘᴏʀ ᴜɴᴀ ɢᴏᴛᴀ ᴅᴇ ꜱᴀɴɢʀᴇ (Volkarlo)

1. Capitulo

Aquel italiano estaba tirado en el suelo de un callejón, con la mirada perdida y sin saber que había ocurrido, mareado por el consumo de alcohol y algunas drogas, casi al punto del desmayo. Era medianoche y la lluvia mojaba cada hebra de su pelo rubio cenizo. Decidió levantarse, para así empezar a caminar en dirección a su casa, donde sabía que le esperaba una bronca de su padre y preocupación por parte de su madre, hermano mayor y varios empleados del hogar. Una vez se levantó y empezó a caminar, iba recordando pequeñas escenas de lo ocurrido esa misma noche. ¹"Dannazione, mio ​​padre mi ucciderà" pensó para sí mismo cuando recordó que había salido de fiesta y acabó peleándose con una pandilla, terminando con varios cortes en el labio y ceja, un ojo levemente morado y sangre chorreando de su frente hasta su barbilla.

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Iba vagando por las oscuras calles, camuflándose con las prendas opacas que llevaba. Tenía hambre, pero su hambre no era común, sino que quería consumir sangre. Animal o humana, le daba igual. Aquel ruso solo quería saciar sus instintos. De repente, sintió como un aroma invadió sus fosas nasales, buscando desesperadamente con la mirada el origen de aquel liquido rojo que tanto deseaba. Su mirar chocó contra un joven el cual iba tambaleándose de un lado a otro. Decidido, se empezó a acercar a él pudiendo ver sus facciones con más claridad. Iba malherido, cortes y moretones invadían aquel rostro contrario, hasta que también pudo ver como aquel fluido recorría hasta su mentón. Sus cinco sentidos se nublaron, sintiendo aquellos afilados colmillos aparecer. Segundos después de haber perdido el absoluto control sobre si mismo, se abalanzó, tirándo al contrario al suelo y colocándose sobre él con agresividad.

-²Ma che cazzo! Togliti di dosso, vecchio stronzo!

Carlo hablo de forma alterada, pataleando en un intento de zafarse del mayor, aunque aquel esfuerzo fue en vano, ya que le ganaba en fuerza. El italiano al ver que el más alto se quedó en silencio, entendió que no sabía hablar su idioma natal, aparte de que pudo ver rasgos de él que indicaban que era alguien extranjero.

-¡Que me sueltes de una vez, puto viejo! -Repitió lo anterior en inglés, ya que era un idioma más internacional.

Hubo un momento de un silencio sombrío y algo de confusión y fastidio por parte del menor. Volkov estaba mirándole con tanto deseo que se acerco más hacia el rostro del contrario, lamiendo levemente la mejilla donde se encontraba ese liquido carmín que tanto quería de la persona que tenía debajo. Sintiéndose fascinado por el suave pero acido sabor de su sangre que le impulsaba a tomar mas de ella. Carlo al notar como aquella parte de su rostro se estaba humedeciendo, empujó al mayor, con todas sus fuerzas posibles, a un lateral de él. Cuando ya no tenía al ruso encima, se levanto rápidamente para quedarse mirándolo con el ceño fruncido.

El de ojos grises se limitó a levantar la mirada hacia el que era su presa y darle una sonrisa ladina. Se levantó y se acercó un poco hacia el italiano quedando frente a él.

-¿Te rehúsas eh? Venga.. déjame saborearte. -contestó Volkov en un tono burlón con aquella misma sonrisa que le dedicó hace unos segundos.

El rubio se quedó estático frente al contrario. Se había quedado varios segundos procesando lo que acababa de escuchar de aquel desconocido. ¿En que momento un extraño te empezaba a tirar los trastos de esa manera? Estaba confundido, demasiado confundido. Miró al de tez pálida directamente a los ojos. Era demasiado alto, e incluso llegaba a intimidarle. Pero eso no detuvo al italiano para que le mirará con una expresión de rabia.

-No se de donde cojones has salido o si estas borracho o algo parecido. Pero no me molestes más. -El menor tras decir eso se empezó a alejar del ruso, continuando su camino hacia su hogar para así poder sanarse las heridas, asearse y poder descansar.