Capítulo 20: Tu actitud de "amiguita de la profe" empieza a ser desagradable.

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Abriste los ojos al notar un leve rayo de luz por la ventana. Desgraciadamente no tardaste mucho en notar que los eventos de la noche anterior sucedieron realmente. Intentaste incorporarte, pero te diste cuenta de que había algo extraño. En lugar de Marilyn, en el otro lado de la cama únicamente había un hueco vacío. Te frotaste los ojos y miraste a tu alrededor buscando alguna pista del paradero de la pelirroja. No oías ruidos en el baño, ni movimiento de ningún tipo en ningún rincón de la habitación. Miraste hacia el pequeño sofá que había contra la pared y te percataste de algo extraño. Había encima de él unas mantas y una almohada, aparentemente deshechas. No podía haber dormido allí. No es que tuvieras un sueño profundo esa noche, te despertaste varias veces y ella siempre estaba a tu lado.

-¿Ma, Marilyn?- Preguntaste al aire, sin obtener respuesta por supuesto.

Ya ibas a levantarte cuando escuchaste pasos que se detenían delante de la puerta. De alguna manera decidiste que volver a tumbarte y hacerte la dormida sería un buen plan. El crujido que sonó después te dijo que la puerta se estaba abriendo, pero oías más pasos de los que deberías.

-Intenta no asustarla, ha pasado muy mala noche.- Dijo Marilyn, susurrando, intentando no despertarte, tarde.

Unos pasos sin identificar se acercaron lentamente hacia ti y notaste como un peso se hundía en tu lado de la cama.

-Riley, soy yo, Enid.- Te dijo la rubia suavemente. Como si estuvieras nominada a los Oscar, fingiste despertarte parpadeando muchas veces mientras te girabas en su dirección.

-Enid, ¿qué haces aquí?- Fingiste bostezar.

-La Srta. Thornhill me contó lo que te pasó anoche, dijo que te quedaste dormida.- Eran exactamente las palabras que ella te dijo anoche, de ahí lo del sofá bien jugado.

Lentamente te incorporaste y miraste a tu amiga, que tenía una sonrisa cálida y comprensiva, seguramente ya sabría lo de Eugene. Mientras tanto, Marilyn estaba de pie, mirándote con cara de preocupación.

-¿Cómo has pasado la noche?-Preguntó Thornhill, disimulando un poco.

-He tenido mejores noches, señorita.- Contestaste mientras notabas que la mano de Enid, agarraba la tuya.

-Siento lo de Eugene, Weems nos ha dicho que está en coma, así que no está todo perdido, seguro que se recupera, ya lo verás.- Esas palabras te sonaban. Tú asentiste, tenía razón, al menos vivía.- Ten, te he traído algo de ropa.- Te dijo mientras ponía encima de ti unos vaqueros y un jersey tuyos.

-Gracias Enid.- Dijiste sinceramente. Realmente eras afortunada por tenerla.- Voy, voy a cambiarme.

La rubia te asintió y te dirigiste al baño, pasando por delante de la pelirroja y acariciaste su mano sin que os viera Enid.

-¿Qué fue lo que pasó anoche? Ya sabes, lo de la pintura.- Preguntaste a tu amiga mientras volvíais a la habitación. Ella bajó la cabeza.

-Ese desgraciado de Lucas, resulta que tenía a unos compinches esperándole fuera. Ellos engancharon un camión cisterna al sistema anti incendios, te juro que como le vuelva a ver no soy consciente de mis actos. El muy impresentable me engañó.

Asentiste con la mirada perdida, te encantaría lanzarles por los aires.

-Pero no todo fue malo, ¿sabes?- Parecía que no quería contártelo, tal vez por miedo a parecer insensible.- Ajax me contó lo que le pasó la noche de nuestra cita, resulta que el muy tonto se miró en el espejo y se convirtió en piedra.

-Ajá.- Hiciste como si no lo supieras.- ¿Y qué pasó?

-Pues que nos besamos, qué pena que lo Eugene haya estropeado todo.- Dijo. A ti también te había estropeado la noche.

Amor, Marginados, flores y monstruos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora