Prólogo

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Dicen que cuando una mariposa aletea en el lugar más recóndito del mundo, una tormenta se desata en la otra punta. Licaón no sabía si tronaba o no más allá de su reino, pero aunque el cielo se hubiese deshecho en lluvia, aunque el mundo empezase y terminase con la tempestad más atronadora de todas, él no habría tenido tiempo para preocuparse. Tenía cosas más importantes que atender. 

Sus oráculos solían susurrar que la venganza no es cosa de un solo día, y él iba a asegurarse de que la suya perdurara hasta tiempo después de que todos hubiesen olvidado su nombre. Aunque estaba seguro de que nadie lo olvidaría jamás.

Así que con una sonrisa llena de dientes afilados, empezó a hilvanarlo todo. Él era famoso en su región, un mito; una leyenda aterradora que contar a los niños desobedientes. Una pesadilla asombrosamente real. Y habían sido los dioses y la magia quienes le habían convertido en eso. En un maldito monstruo.

Licaón había sido un hombre cruel que había recibido el castigo que merecía. Pero también era el hombre que iba a cambiarlo todo.

Dicen que cuando una mariposa aletea en Arcadia, el eco permanecerá hasta el final.

Y eso es lo que hizo aquel que una vez había sido rey.

Hacer eco.






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⏰ Última actualización: Nov 07, 2023 ⏰

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