Capitulo 7

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Alexander

Con las copas de champán en nuestras manos, Khristeen y yo nos abrimos paso entre la multitud de invitados. Llegamos a la mesa que había sido preparada especialmente para nosotros, con una hermosa disposición de flores y velas que creaban un ambiente romántico.

Jodida mierda.

Durante la cena, Khristeen estuvo tensa y apenas comió. Solo se relajó cuando se levantó y se acercó a hablar con su abuela y su prima.

Mientras observaba a Khristeen conversando con su abuela y su prima, noté una sonrisa en su rostro.

Maxim se acercó a mí con una sonrisa engreída en su rostro.

—Tu esposa es realmente hermosa.

—Quita tus ojos de ella —lo fulminé con la mirada—. Si te acercas un solo centímetro, me dará igual dónde estamos o quién eres, te arrancaré los ojos, hermano. Esa mujer es mía y no tolero que nadie la mire de esa manera.
 
—No te preocupes, hermano —su sonrisa se ensanchó—. Nunca miraría de mala manera a tu mujer.

A pesar de su reputación, sabía que Maxim tenía un código de honor. Podía ser cruel y brutal cuando era necesario, pero también respetaba las líneas que no debían cruzarse. Y eso incluía a Khristeen.

Asentí en silencio.

—Mi hermano disfrutará mucho follándosela —Anthony rió entre dientes, sus ojos escaneando a la multitud en busca de su supuesta novia.

—Ya dejen de hablar de mi mujer —espetó bruscamente.

Andrey soltó una risita al escuchar mis palabras, pero no dijo nada. Maxim, por otro lado, me dio una palmada en el hombro, su expresión seria.

—No volveremos a hablar de ella de esa manera.

Anthony rodó los ojos, pero también asintió.

—Está bien, está bien —levanto las manos en señal de rendición—. No más bromas sobre tu esposa.

Cuando llegó el momento de nuestro primer baile, me puse de pie y mi esposa se acercó a mí, aceptando mi mano extendida. Con una sonrisa, Khristeen colocó su mano en la mía. Su tacto era suave, pero firme.

La conduje hacia el centro de la pista de baile. Los invitados se apartaron, formando un círculo a nuestro alrededor mientras nos preparábamos para nuestro primer baile como marido y mujer.

El suave sonido de la música llenó el aire mientras Khristeen y yo nos movíamos al ritmo. Podía sentir la tensión en su cuerpo disiparse a medida que nos perdíamos en la música y en el momento.

Observé su cara. Respiraba más rápido y sus mejillas habían palidecido. Esto era solo un mero baile. Si esto la inquietaba, la consumación de nuestro matrimonio sería particularmente desagradable. No era del tipo de chica que peleara, demasiado obediente y criada para complacer. Se rendiría ante mí, pero eso no haría las cosas más fáciles para ella.

Tal vez algunas palabras de consuelo habrían calmado su terror, pero no era un hombre que consolara a otros.

La canción terminó. Y como era de esperarse, Manuele Moretti, el Capo que me la había dado, se adelantó para hacerse cargo. Khristeen no se relajó. Estaba tan asustada de bailar con él como de mí. Me obligué a soltarla. No estaba en peligro. Esto solo era un baile. No había ninguna razón para que fuera más.

Me acerqué a Lorenza, la madre de Khristeen, y le tendí la mano. Ella la aceptó y me regaló una sonrisa, atrayéndola hacia mí para comenzar a bailar.

Lorenza se movía con gracia, y su sonrisa nunca abandonaba su rostro. Era evidente de dónde Khristeen había heredado su elegancia y fuerza.

Nuestros ojos se encontraron y pude percibir un brillo de tristeza en los suyos, a pesar de su sonrisa.

—Cuida mucho de ella. Por favor —susurró, apenas audible por encima de la música.

Asentí, comprendiendo el peso de sus palabras.

Ambos éramos conscientes de que me estaba pidiendo algo casi imposible. Los hijos a menudo pagan los pecados de sus padres.

Fear to love [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora