«0-LA GRAN FIESTA»

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—¡Ya ya voy!

Me pongo el gloss y salgo rápido de la habitación. Abajo esta esperándome Lucca para irnos a la gran fiesta de mi hermana mayor, hoy será el día que hay que celebrar se acaba de casar hace unas horas. La noche esta un poco helada, y hay mucha nieve, a pesar de tener un vestido me pongo mi campera grande.

—Tu madre esta preguntando por nosotros.

Salimos rápido, y nos metemos en el auto.

Mí hermana acaba de casarse con Nicolas un hermoso hombre que se enamoró de Lucia es hermano de mi novio y desde la primera cena familiar en noche buena con la familia de Lucca y la mía ambos se enamoraron desde ese instante. Llevan años de relación creo que casi como Lucca y yo, pero parece que se conocieran hace una vida.

Intento verificar que ninguno de los moretones que tengo en mis muñecas se noten. Muerdo mi labio inferior. Lucca conduce en silencio, todo el camino es así y prefiero que el silencio reine en el auto en estos momentos.

Al llegar mi mamá recibe a Lucca por quinta vez y lo abraza. Lo adora, si supiera que me hace daño, que vivo con una máscara en mi rostro tratando de tapar el dolor y las cicatrices.

—Tu hermana te necesita. —Asiento.

—Ire con tu madre.

Lucca me mira fijamente me es imposible sostenerle la mirada. Miro mis manos, y me da un beso en la frente condenandome una vez más, o tal vez ya tengo mil nudos de aceros atados en mí muñeca.

Respiro profundo y voy hacia Lucia.

—Lu. —Ella me abraza.

—¿Y esa cara? —Me mira.—¿Pelearon con Lucca?

—¿Que? —Trato de sonreír y haciéndome la desentendida. — Claro que no, solamente estoy un poco agotada desde la mañana que estuvimos con ustedes, eso solo.

—¿Segura?

Se que Lu siempre se dará cuenta de todo pero no puedo decirle esto, todo se pondría tan mal que no sabría como manejarlo.

—¡Bailemos! —La ánimo.—Tengo muchas ganas de bailar.

Ella vuelve a sonreír, y asiente dándome la razón a mi idea.

La música es más fuerte. Los tragos van y vienen en el salón e Sevilla, la noche parece tan larga que comienza a llover fuerte afuera pero eso no impide que queramos un poco de fiesta y baile. Mamá baila con papá. Lucca con su hermano mientras beben whiskey y un poco de champagne. Lucia y yo con sus amigas haciendo una ronda bailando al ritmo de la música.

Todo me resulta divertido. Las luces de colores se vuelven borrosos y molesto, voy por mi cincuenta y dos copa de champagne esta tan bueno que ni siquiera me di cuenta en el momento que la copa volvió a llenarse de ese espumante delicioso.

Encuentro a Lu besándose con Nicolas los dos estan tan felices de haberse casado e incluso a ella le reluse ese hermoso diamante en su dedo de casamiento. La envidio.

Subo las escaleras en busca del baño mixto. De tantas copas encima no recuerdo donde quedaba.

—Mierda... —Me quito el zapato izquierdo.—Lo que me faltaba. —Miro el zapato y el tacón roto. Me quito el derecho, y abro la puerta del baño.

Escucho unas risas, besos, y murmuros. Se siente una tensión tan intensa que me dan escalofríos, y ganas de vomitar. Me adentro un poco más, y veo desde el espejo a Lucca besándose con ella. Con mi prima hace tiempo sabía que me engañaba, que besaba a otra, que se acostaba con alguien más pero mi madre me puso una venda en los ojos y me recalco que nunca debía dejar a Lucca. Si lo dejaba, todo se caía, no a mí, si no a ella, a ellos.

Los zapatos hacen un escandoloso ruido al caer sobre los azulejos y lo primero que hago es salir corriendo. Me sostengo de las paredes, intento mantenerme serena y no romperme ahí mismo. Bajo las escaleras, y salgo por la puerta de atrás, y la noche me recibe con una brisa bastante congelada, y la lluvia cayendo sobre mí.

Muerdo mí labio inferior, y corro lejos de ese salón. No quiero que me encuentre, no quiero que me vean así, ni menos que Lu me vea así, ni tampoco que Lucca sepa que estuve en ese baño hace unos minutos.
No siento dolor pero mis lágrimas caen por si solas. Mi nariz esta roja por la baja temperatura, no siento mis dedos, estoy descalza en la vereda tan solitaria de Sevilla.

Me dejo caer y de mi sale un sollozo desgarrador. El maquillaje desaparece, mis cicatrices se vuelven visibles y son tan violeta que siguen doliendo como esas noches que él se pone borracho y se vuelve una persona violenta, y agresiva.

—¿Que hace una chica tan bonita aquí?

Debería correr pero mis piernas no responden. Me duele el corazón, el pecho del frío, las manos las tengo heladas. Alzó mí mirada hay un chico de pie con un paraguas mirándome extrañado.

—¿Estas bien?

Niego, y él se pone de cuclillas, y me comparte de su paraguas.

—¿Quien te hizo daño? ¿Necesitas que llame a la policía o ambulancia?

No le respondo.

Él sigue observándome, y se da cuenta de mis moretones, y cicatrices. Las escondo.

—Ven. —Extiende su mano. —Mi nombre es Jack, te prometo que no te hare daño. —Me mira fijamente. Extiendo mí mano, y confío ciegamente en este desconocido. —Estas helada. —Hace una mueca de disgusto.

Me ayuda a ponerme de pie. Se quita su abrigo.

—No, por favor... —Él me ignora, y solo me abriga con su campera que esta cálido.— Gracias. —Digo temblando.

—Mi departamento esta en esa esquina. —Me señala la calle, y se ve un edificio super hermoso. Lleno de luces, y departamentos uno arriba del otro, no parece un simple departamento. — Puedo prestarte ropa. —Él se deja cuenta que no he dicho nada a su propuesta. —Hey te prometo que no voy hacerte daño. —Me regala una sonrisa. — Jamas le haría daño a una persona tan bonita como vos.

Fueron esas simples palabras que Jack me dijo para convencerme e ir con él a su departamento.

Al llegar subimos al piso tres, y me abrió la puerta de su casa, el ambiente esta super calentito.

—Te traeré ropa.

Desaparece dejándome sola en la inmensidad de su departamento. Hay un gran sofá blanco, y alfombra gris. Una televisión grande, una chimenea. Hay cuadros de pintores, un estante con mucha música, libros y revistas viejas. Me da cosa caminar por la sala, voy a mojar todo. Me abrazo a mi misma, el calor esta desapareciendo del abrigo.

—Viste que no iba a secuestrarte.

Vuelve con una muda de ropa, y me sonríe robándome también una sonrisa.

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