✧ SAVAGE ✧
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Ella era el caos
y la belleza entrelazados.
Un huracán de rosas,
divinas y punzantes
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───── La vida está llena de secretos y trampillas, hay cosas sobre ti mismo que nunca podrás saber
Cariba Ou'ite tendrá que descifrar un pasado...
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Horas y horas habían pasado, tanto que ya había salido el sol... la pequeña durmiente, la cual no tenía ni idea de lo que le sucedía más que antes había estado jugando con sus hermanos; se encontraba recostada entre la hierba junto a la sombra de una gran roca.
Sus ojos se abrieron con lentitud acostumbrándose apenas a la luz del día, sintió sus manos tocando la tierra haciéndole notar que no se encontraba en su hogar sino fuera. Ante la confusión se levantó de sopetón viendo a su alrededor
Cualquier rastro de somnolencia desapareció por completo de la pequeña Tuktirey, su corazón dio un vuelco latiendo con fuerza, mientras su respiración se tornó irregular al notar que se encontraba sola y no veía absolutamente nada conocido a su alrededor
Solo habían árboles y árboles, cuando se suponía que en la zona de las montañas donde su clan se había asentado no había tanta vegetación como alrededor de estas. Ni siquiera alcanzaba a ver alguna criatura o en todo caso, a sus hermanos, los cuales se suponía que estaban junto a ella.
Sobo sus manos intentando calmarse, no quería llorar, si hacía eso entonces no podría ver como volver y debía volver. Suspiro notando su endeble estabilidad y en cuanto logró divisar lo que clasificó como un pequeño camino, se dispuso a caminar allí.
Sin embargo, sus pies la obligaron a correr buscando algo o alguien, no podía estar sola ¿que había sucedido?, tan solo se separó un poco de sus hermanos y ya ni los veía... y ya era de mañana.
—N-Nete! — intentó llamar pero su voz salió de entre sus labios de forma átona y escueta. Suspiro y luego de carraspear volvió a intentar caminando en cierculos —¡¿Neteyam?! ¡¿Kiri donde están?! — gritó finalmente frunciendo el ceño hasta que su frente dolió.
Sin embargo, silencio sus palabras al sentir un ruido tras ella, como el crujir de las hijas cuando son pisadas...
Cariba, quien había pasado horas y horas analizando a la pequeña, mientras se arrepentía desde el primer momento de sus acciones guiadas tan solo por la incertidumbre. Luego de morder sus labios un millón de veces, se dignó a acercarse...
Ya estaba hecho, ya había causado miedo a esa pequeña niña, era la primera persona que conocía y vaya que la había regado al actuar impulsivamente... pero no podía Éder la oportunidad de encontrar a sus padres, los necesitaba, ¿que sería de ella si ellos eran su vida entera?
—espera! No corras — hablo cuando la menor hizo ademán de salir corriendo lejos
—¿t-tu... tu quien eres? — murmuró en un hilo de voz, sin lograr voltearse para ver el rostro de la portadora de aquella voz femenina
