Advertencia: contenido spicy, mucho toqueteo sensorial, striptease incluido.
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George se consideraba afortunado. La semana anterior había cerrado dos tratos con unas compañías con las que tanto él como Charlotte habían deseado formar alianzas. El pequeño proyecto que había iniciado como una idea tentadora de inversión y un capital bastante moderado había tomado vuelo en los últimos años, ahora tenían anuncios proyectados en las pantallas del Time Square cuando su sede se encontraba en Inglaterra y el apadrinado de altos nombres en la industria. En sus propias palabras, él diría que habían tomado al mercado estadounidense por sorpresa, como si hubiera encontrado a uno de los ex arribistas de Charlotte con otro hombre.
Aquel pedazo de información, por supuesto, lo había usado para incentivar al hombre a colocar una cuantiosa suma a su nombre como alimento al capital de la compañía sin ataduras ni acciones vendidas. El perfecto estímulo para abrir una rama hacia el mercado de los cosméticos y una línea de cuidado de piel.
Esa tarde, se encontraba de camino a otra reunión con un sujeto que tenía la mayor parte de sus activos en el negocio de la siembra. Se trataba de una familia de granjeros cuya fortuna generacional había servido para expandir el negocio fuera de las cosechas comunes y hacia mercados como el del gusano de seda. George estaba interesado en ese último.
A dos minutos de llegar al hotel al que se habían citado, George repasó sus ofertas, si lograba cerrar el trato eso significaba la obtención de un proveedor directo, un aumento en la calidad de las telas y una nueva alianza a la que colgarle su nombre.
Doce en punto, y con una copa en mano, George se encontraba sentado en la mesa esperando al hombre, había visto entrar y salir a mujeres trajeadas, jóvenes empresarios con maletines en mano y uno que otro abogado alzando demasiado la voz para su propio gusto. Para las doce y media, George estaba pidiendo una segunda copa cuando vio atravesar por la puerta de vidrio a un pelirrojo alto de hombros anchos vestido con un traje gris y una corbata verde.
Lo vio dirigirse en dirección a los ascensores y asumió que se estaba quedando de huésped en el hotel. A lo mejor y luego de su reunión, podía ir a probar suerte a uno de los pisos superiores.
—¿Otra copa de vino blanco? —el mesero que estaba tomando su orden lo hizo despegar su mirada del pelirrojo.
—Perfecto —George hizo una señal para que se retirara y volvió a buscar con la mirada a su próximo objetivo en caso de que el granjero no se presentara.
El pelirrojo estaba hablando con la señorita que se encargaba de las reservaciones, estaba asintiendo con una mano dentro de los bolsillos de sus pantalones y una sonrisa sincera adornaba su rostro. Luego de agradecerle a la señorita, levantó su mirada y esta se cruzó con George, quien no había despegado sus ojos de él. Como respuesta, en lugar de retraerse frente a su exposición, este sonrió como parte de una promesa silenciosa.
—Mmhm... voy a encontrarte luego —George dijo para sí.
Y no se esperaba que aquella declaración funcionara con tanta rapidez, ni siquiera cuando vio al pelirrojo acercarse a su mesa. Aparentemente, el universo estaba con ganas de premiarlo por sus logros.
—Esperaba que nos encontráramos luego, pero esto también me sirve —George se llevó la copa a sus labios y se encogió de hombros.
El pelirrojo frunció el ceño.
—La señorita me dijo que usted es el señor Frederick, ¿acaso hay una equivocación?
De cerca, George notó que los ojos del hombre no eran ni azules ni verdes como había esperado, sino que eran de un tono miel que combinaba a la perfección con su cabello.
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In the Winter's Trail - one shots lams
РазноеEsta es una colección de historias, algunos cuentos y por lo general one-shots de parejas que rondan a menudo en mi cabeza. Adéntrate a mi mundo si te atreves, quedas advertido. Para más información, revisar el índice. Incluye: • Lams • Kingbury • H...