Negro otoño

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Domingo 30 octubre.



*Azael Verona.

Nuestro primer funeral fue en diciembre del 2020, los abuelos de Gabriel murieron.

Gabriel es nuestro hermano, sentimos su dolor tan intenso como él. Atravesamos momentos complicados ese año.

Y aquí estamos otra vez, los seis vestidos con traje negro, mirada apagada y un ramo de flores en las manos.

Veo el montón de gente sentada en sillas frente a una lápida de piedra. Hay lágrimas, murmullos, olor a flores frescas, tierra, otoño, dolor y tristeza.

En primera fila hay seis lugares vacíos, tienen nuestros nombres escritos en una hoja.

Saludamos a los presentes, colocamos nuestras rosas donde está el resto. Nos sentamos.

Miro a Darek, continúa en silencio.

Le he dado su espacio, no demasiado. La soledad prolongada no es una buena idea, lo descubrí de la peor manera posible.

El padre avanza al podium de madera. Carraspea antes de hablar.

—El señor les bendiga a todos. Antes de iniciar un ser allegado recitará unas palabras para recordar a quien ya no se encuentra en este mundo. Adelante, por favor —retrocede unos pasos, una mujer rubia de ojos azules ocupa su lugar. Arrugo las cejas.

—¿Ella es? —mi voz se apaga.

—Sí —responde Darek.

—¿Por qué va a hablar? —susurra Vince.

—Es su padre, wey.

—¡Ya sé! —bufa disminuyendo el tono —. Pero ellos piensan que ella ha muerto.

Suspira observando la tumba. Lamento tu dolor, Alina.

—Les agradezco su asistencia, el Sr. Sánchez estaría contento de verlos reunidos. Los apreciaba mucho. Su hija Aria es quien debería estar delante de ustedes, tristemente falleció en octubre del 2020. Cuando él aceptó darme un hogar me sentí dichosa. Sabía que veía a su hija en mí. Me dio trabajo, era su mano derecha. Aprendí que merecemos segundas oportunidades, él me entregó una nueva oportunidad. Era un hombre de buen corazón. Alguien preocupado por las necesidades de todos, un jefe ejemplar y seguramente un padre amoroso. Muchas personas pasan años buscando la felicidad. Necesitando de parejas, amistades, trabajo o algo para llenarse plenamente, no debería ser así. Tenemos miles de motivos felices. Tener salud, vida, seguir nuestros sueños, comer nuestra comida favorita, rodearnos de gente maravillosa o disfrutar del clima, un libro. Es nuestro deber poner actitud a cada día. Eso aprendí con él —enfoca sus ojos en los demás —. Ustedes lo conocían, casi siempre tenía una gran sonrisa en su rostro. Recordemos los buenos momentos, tengamos presente en nuestro corazón al Sr. Sánchez y nunca morirá. Gracias.

Alina camina lento hacia nosotros. Darek se incorpora dándole el asiento a ella.

—Hola —saluda a todos.

Une nuestras sillas haciendo espacio para ambos.

Agarra a Darek de la mano obligándolo a sentarse. 

—Lo lamento, Alina —expreso bastante suave. Hace una sonrisa torcida, sujeta mi mano mientras recarga su hombro en Darek. Miramos al padre escuchando sus palabras.

Alina tenía la oportunidad de iniciar una nueva vida. Disfrutar el tiempo de paternidad, sentirse como una hija por una vez.

Siento mucha tristeza, es una mujer importante. Los seis sentimos el fallecimiento de su padre, Alina atravesó el sufrimiento muchas veces, ¿algún día tendrá paz?



Eternas cicatrices del otoño 2 🍂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora