𝘏𝘰𝘯𝘦𝘺, 𝘏𝘰𝘯𝘦𝘺 ||𝘌𝘥𝘴𝘰𝘯 𝘈. 𝘹 𝘋𝘪𝘦𝘨𝘰 𝘓.||

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— ¿Estás seguro de que quieres hacerlo?— preguntó Edson con temor. —Yo no tengo pedo, digamos que yo tengo un poquito más de experiencia ¿Pero tú?

—Estoy seguro. — interrumpió. —Estoy 100% seguro.

La realidad era que no, Diego no estaba ni siquiera cerca de estar seguro, estaba prácticamente al borde de un colapso nervioso.

—Entonces sólo hagámoslo a la cuenta de tres, ¿Va?— preguntó entregándole el pequeño cuadro de papel. —No lo mastiques, no te lo pase, no nada, sólo déjalo en tu lengua y ya.

Lainez asintió tragando saliva con pesar.

—Bien, uno, dos, tres...— ambos colocaron el pequeño cuadro en sus lenguas, y ahora sólo quedaba esperar.

— ¿Cuánto tiempo dices que tarda en hacer efecto?

—No lo sé, depende, puede variar de 30 a 60 minutos.

— ¿Y es seguro que estemos solos, en un parque y apunto de estar drogados?

—No seas mamón, mi casa queda a unos 10 minutos de aquí, si comienzas a sentirte mal nos vamos y ya.

El más bajo asintió mientras ambos miraban el cielo casi cubierto por todas las copas de los árboles.

Diego tenía miedo, nunca había pasado de sólo fumar marihuana; y para ser exactos, sólo lo había hecho una vez, y también fue con Edson.

Pero el LSD era algo completamente nuevo para él y eso le aterraba.

No era como que Edson Álvarez lo había obligado a hacer esto, de hecho fue idea completamente de su autoría.

Ha decir verdad, casi todas las malas ideas eran suyas últimamente, y no comprendía qué le pasaba exactamente.

O quizás sí lo sabía namás que se estaba haciendo wey, le mamaba pasar tiempo con Edson.

Lainez y Álvarez llevaban siendo amigos desde que se conocieron en la sub 13, Edson lo consideraba básicamente como el hermano menor que nunca tuvo y eso solía incomodar de cierta forma a Diego, él no quería tener sexo con su hermano.

— ¿Cambió algo?— preguntó y Lainez lo miró.

—Nop.

—Seguro ésta mamada ni siquiera sirve, el pinche Chucky me vió la cara de pendejo y no sólo eso, se embolsó 260 varos. — suspiró.

— ¿Y qué es lo que exactamente tenía que pasar Edson?

—No sé, alguna distorsión en el ambiente, te sientes ansioso, algo te hormiguea, ves que los árboles tienen cara... No sé, alguna pendejada similar. — se levantó molesto del suelo y sacudió su trasero sucio y lleno de tierra. —Andando chaparrito, vamos a mi casa. — ofreció su mano y éste la miró.

— ¿Qué tienes en la mano?

—Pues mis dedos, wey. — miró aquellos para después mirar a Diego.

—No eso, esto. — señaló.

—Ah... Diego, esa no es mi mano, estás... Señalando el suelo.

— ¿Por qué tu mano tiene pasto?

—Mi... ¿Qué?

—Tengo hambre. — Diego se levantó con dificultad y miró a su al rededor. — ¿Escuchas eso?

— ¿Qué cosa?

—Es como un Shhhh, pero como que muy raro.

—Chaparro, estás... ¿Seguro de que estás bien?