15. Parte I

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Perspectiva de Edan.

La puerta se cerró y la habitación se sumió en un silencio sepulcral. Un hombre y una bestia se miraron profundamente luego de quedarse solos, ojos naranjas contra ojos negros. El sanador pareció resignarse luego de varios minutos de esta batalla campal y soltó un largo suspiro resignándose a su terrible destino.

—Me atrevo a preguntarle, príncipe Edan, ¿qué es lo que hace aquí? Y más importante, ¿por qué está en estas condiciones? Los informes dicen que se le vio por última vez en el Palacio Imperial, completamente sano y salvo. Y eso fue tan solo ayer.

A simple vista parecía que los dos solo se miraban fijamente, pero alguien con un ojo agudo podría descubrir que este par estaba hablando por Conexión mental. Esta era una de las habilidades más destacadas de un sanador de esta rama, comunicarse con las bestias; claro que entre más puro fuera el linaje de la bestia, más fluida sería la comunicación.

La pequeña bestia mostró los colmillos cuando escuchó las preguntas en su mente, pero sabía que no tenía otra opción que responder. Apretó los dientes debido a la frustración y habló luego de un minuto.

—¿Acaso no lo puedes ver, tío Mateo? Tuve un accidente —dijo irritado.

—Claro, eso lo puedo ver, Pequeño Príncipe —confirmó con voz áspera el sanador.

—Basta. No me llames con ese estúpido título. ¿Te estás burlando de mí?

—Sería incapaz de burlarme de alguien con Sangre Real. Aunque viéndolo ahora, parece que aún hay esperanzas entre los demás príncipes. ¿Tal vez estoy en el bando equivocado?

La pequeña bola sangrante, o mejor dicho, el príncipe Edan, miró con depresión al hombre. ¡Claramente se estaban burlando de él! Y lo más desgarrador es que su condición no le permitía defenderse. Además, ¿quién no sabía que él era un hijo nacido fuera del matrimonio de su padre Emperador y su madre, la recién nombrada Emperatriz?

Todos lo alababan en el exterior, pero en el interior se burlaban y lo despreciaban debido a su nacimiento vergonzoso. Esos vejestorios rígidos preferían a ese estúpido segundo Príncipe que nació de un pescado.

Y era la facción que apoyaba a ese tipo, quienes se referían a él como Pequeño Príncipe, diciéndole que no sería tan bueno como alguien que creció y se educó en el Palacio Imperial desde su nacimiento, y más importante aún, que nació de un concubino reconocido. Según ellos, en toda su vida y sin importar que tanto intentara destacar, solo sería un pequeño príncipe salido de la nada. ¿Qué importaba que tuviera la sangre de las dos familias más destacadas de Nihil si nació fuera del matrimonio de sus padres?

—Fue el estúpido de Ricardo quien me tendió una trampa. Me mandó con un traficante; y el traficante me vendió con un patético noble de clase baja de este pequeño Imperio. Apenas escapé —declaró el príncipe Edan sin fluctuaciones emocionales aunque por dentro sentía que su sangre hervía y la temperatura a su alrededor aumentaba considerablemente. —¿No lo sabías? Creí que el tío Mateo era un hombre con información de primera mano.

"Me acusa de ser un estúpido con la mirada, pero ¿quién cayó en una trampa y terminó en estas condiciones?", se burló Mateo aunque no se atrevió a decir nada a través de la Conexión mental.

—Sabe, Príncipe, que no soy muy activo al buscar información sobre otros a menos que se me ordene hacerlo. Además, realmente no hay ninguna noticia sobre su supuesta desaparición.

—Debió ser Padre...hace un mes que estoy en casa de ese patético noble.

—¿Y los reportes? No son falsificados... —murmuró pensativo Mateo. Aún conservaba el informe, estaba por quemarlo cuando Meg entró con el chico y no tuvo más opción que tirar todo al suelo.

¡Resulta que soy el villano!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora