CAPITULO 3

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Todo el asunto de la cita no me pareció real sino hasta que el último timbre del día sonó, alertándome. Estaba un poco muy nervioso, tengo que admitirlo, pero cuando recogí mis cosas y me dirigí hacia el auto, algo hubo en el aire que me infundió un poco de ánimo. Apenas había alcanzado a abrir la puerta cuando, detrás de mi, escuché que Jungkook gritaba:

—¡Alto ahí, galán!

Medio sonriendo, medio cansado, tiré mis cosas dentro y me di la vuelta para encararlo. Él sonreía tanto que parecía que la cara se le iba a partir por la mitad en cualquier momento.

—¿Qué pasa?—le pregunté cuando llegó hasta donde yo estaba.

—Solo quería despedirme—me dijo, sin dejar de sonreír. Se metió una mano en el bolsillo trasero de su pantalón, y mientras hurgaba en él, añadió—: Y darte un pequeño regalito para que estés preparado.

Con un ademán de lo más pomposo, sacó nada menos que un condón y me lo tendió. Yo lo tomé, sin saber muy bien lo que pretendía con ello. Solo cuando mi amigo empezó a reírse con más fuerza aún, fue que comprendí lo que, sin palabras, estaba queriendo decirme.

—¡Jodéte Jungkook!—le grité, tratando de devolverle el condón, mientras él lo rechazaba una y otra vez.

—¡Oye, si solo te estoy protegiendo!

—Es solo un café—le dije—. No es como que me lo vaya a follar en la primera cita.

—Así que es una cita, ¿eh?—dijo él, sonriendo todavía más que antes—. Se nota de aquí a la luna que te lo quieres follar cuanto antes. Estás hecho todo un picarón, Tae Tae. 

Antes de que yo pudiera decirle nada, y antes de que alcanzara a darle un buen golpe en la cabeza como se merecía, Jungkook se dio media vuelta, y sin dejar de reír por lo alto, se alejó hasta su auto y se marchó. Yo me quedé mirando cómo se alejaba, al mismo tiempo que peleaba conmigo mismo, pues no podía negar que la desfasada sugerencia de mi amigo me había plantado en la cabeza unas imágenes que...bueno, que más me valía no dejar que crecieran, o de lo contrario me crecería también una enorme erección con la que no sería para nada educado llegar al café.

Cuando entré de nuevo en el auto, tiré el condón de Jungkook lo más lejos que pude, y entonces arranqué el motor...el único problema, claro, fue que no lo hizo. Giré la llave en el contacto una...dos...tres y hasta cuatro veces, pero nada. Parecía que el automóvil simplemente se había negado a arrancar. Esperé un par de segundos, y cuando comencé a intentarlo de nuevo, me sentí tan frustrado que me descargué contra el volante. Ni siquiera intenté salir para echarle un vistazo al motor, pues sabía tan poco de mecánica que a duras penas lograba recordar dónde se escondía cada cosa. Miré por la ventana, pero el estacionamiento se apreciaba completamente vacío a excepción de mí y los guardias de seguridad que custodiaban los perímetros de la universidad. Bien podría haberles pedido ayuda, pero como ya iba tarde a mi encuentro con el profesor (y principalmente porque no soportaba la vergüenza de admitir ante alguien más mi ignorancia en cuanto a los autos), decidí echar mano de mi única otra opción: caminar.

—Malditasea—murmuré, frustrado, mientras me bajaba del auto y me aseguraba de dejarlo bien cerrado. Aunque había seguridad en el campus, no quería dejarle todo a ellos.

Estaba de muy mal humor, sobra decirlo, pero en cuanto comencé a caminar de verdad, y salí del recinto de la universidad, pasé a sentirme de nuevo un poco muy nervioso. Sabía que con cada paso que daba me acercaba más y más al profesor Cavill y el magnetismo que éste parecía desprender, cosa que volvía locas a mis hormonas y me hacía querer lanzarme encima de él para besar y probar cada una de sus partes. Hasta la última.

EL PROFESOR (Tae Hyung y Henry Cavill) #PURPLE2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora