Romper fuente

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Capítulo 14: Romper fuente

Chu Wanning sabía que estaba soñando.

Parado en medio del paisaje contempló la vista, el pequeño río fluía mientras los árboles bailaban al ritmo del viento. El lugar era solitario y tranquilo, algo que siempre le había gustado. Caminó hasta la orilla del río escuchando sólo el sonido de la naturaleza hasta que una pequeña voz rompió la tranquilidad del lugar.

—¿Gege?

Se encontró con unos grandes y brillantes ojos violeta que lo miraban con fascinación. El pequeño rostro estaba algo sucio y el cuerpo del infante era muy flaco para la edad que debía tener, aún así Chu Wanning sabía quién era.

—Mo Ran.

—Ah, un gege guapo sabe mi nombre, A-niang sin duda se sorprenderá —la suave risa infantil llenó el lugar, los hoyuelos que conocía muy bien se marcaron en el rostro del niño. Su ropa estaba sucia y desgastada, Chu Wanning podía decir que era algo pequeña para el cuerpo en crecimiento—. ¿Qué hace gege solo aquí? —El pequeño Mo Ran se acercó sin parecer temerle siendo que para un niño de su edad eso sería lo más adecuado.

—Estoy… descansando —no pudo evitar responder.

—Ah, este lugar también le gusta a A-niang, cuando ella no está muy cansada ambos venimos a mojar nuestros pies aquí —el pequeño Mo Ran miraba con ternura el río, Chu Wanning comprendió que había recuerdos reproduciéndose en su cabeza.

Había muchas cosas que Mo Ran tardó en contarle, algunas que aún hacían que sus ojos se llenarán de lágrimas o que su voz se cortará en medio de la historia, generalmente todas ellas eran historias con su madre, historias de su infancia, una que no fue la que un niño debió vivir.

Mirando el tierno rostro infantil sabía que él amaba a su madre más de lo que se amaba a sí mismo.

—¿Gege también viene aquí con alguien? —Chu Wanning se detuvo ante la pregunta. Si tuviera que responder diría que viene con Mo Ran, pero Mo Ran estaba frente a él como un niño y al bajar su rostro su enorme panza no estaba.

Eso lo hacía sentir extraño.

—Mi esposo e hijo…

—Ah, el guapo gege está casado —había cierta desilusión en su voz—. Espero que su esposo sea bueno con usted.

Chu Wanning rió levemente. —Lo es.

—No tienes que mentir, gege, A-niang siempre me dice que cuando sea grande y me case debo estar con mi esposa todo el tiempo, cuidarla y respetarla, no dejarla sola. Yo no veo a ese hombre contigo, está siendo un mal esposo —el pequeño Mo Ran hablaba sin parar mientras caminaba hacia el río, Chu Wanning lo siguió por inercia, encantado del discurso del infante.

—Él es todo lo que dices.

—¿En verdad?

Chu Wanning asintió. Ambos se sentaron a la orilla del río, el agua fluía tranquila y cristalina. El pequeño Mo Ran tenía un puchero en el rostro ante las palabras de Chu Wanning, sin creer en lo que le decía.

—¿Y por qué no está aquí? Gege está solo.

—No lo estoy, él está aquí —tú estás aquí, pensó.

—Cómo… ¿Cómo en tu corazón?

—Ah… Si.

—A-Niang dice que la gente que amas siempre estará ahí, que si un día ella no puede estar conmigo siempre estará en mi corazón —Mo Ran se calló y miró el río, Chu Wanning notó que sus ojos se volvían rojos—. Es la primera vez que vengo aquí sin ella.

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