Layla.
Qué dolor de cabeza. Abro mis ojos lentamente y observo un techo que no había visto antes.
Ay no. Qué dolor dios.
Intento levantarme pero mis manos atadas por encima de la cabeza me detienen.
—Está despierta—dice una voz grave en la habitación que no conocía. Y oigo pasos y como se abre y se cierra una puerta.
—¡Suelteneme! ¡Saquenme de aquí!—grito retorciéndome en la cama.Hay un silencio sepulcral en la habitación sin contar mis gritos.
De la nada la puerta se abre y escucho que varios pasos que se aproximan a mí. Al levantar un poco la cabeza veo a Savannah y de la nada a Christian.
—Te dije que no hicieras ninguna estupidez—dice él en un tono tranquilo. Espera, ¿Tranquilo?
—Hola querida—dice Savannah a lo que yo le escupo. Ella entre cierra sus ojos y se limpia.
—¡Layla!—dice irritado este Christian.
—Veo que sigues igual de maleducada que siempre—se acerca y me desata las muñecas de la pieza de madera que había encima de mi cabeza.Yo me levanto como un soldado y cuando intento caminar me tropiezo. Estoy muy mareada.
Christian me recoge y me levanta como suele levantar a Sadie. Yo me retuerzo como puedo y él me deja encima de la cama.
—Layla, ¿Te puedes calmar?—dice Savannah.
—¡No!—grito he intento esta vez llegar más lejos pero no pude. Sigo demasiado mareada como para dar más de tres pasos seguidos. Christian hace lo mismo de nuevo—¡Déjenme ir!—digo con la voz desgarrada—¡Quiero irme!—vuelvo a pararme y de nuevo acabo en el suelo, esta vez por culpa de mis pies, Christian me levanta y me retuerzo en sus brazos—¡Te odio, te odio te odio!—entre tanto retorcerme le doy un golpe sin querer, pero me trae sin cuidado.Sin darme cuenta estoy hecha un mar de lágrimas.
Él en vez de soltarme en la cama como otras veces, me toma del pecho y me abraza. Yo intento escaparme de sus brazos, pero no puedo. Y noto como su tranquilidad ante la situación y su respiración me tranquiliza, así que poco a poco me quedo más quieta. Apoyo mi cabeza en su hombro y sigo llorando.
Cuando me nota más calmada me deja en la cama y se sienta a mi lado.
—Quiero ir con mi familia. Ver a mi mamá. Y a mis hermanas.
—Layla, tenemos que hablar—dice él tranquilo.
—Si me vas a castigar hazlo ya, pero llévame donde mi familia—digo ya desesperada.Me noto otra vez exaltada, así que Christian me pide que respire hasta encontrarme otra vez más tranquila.
—Layla no hay a donde ir. O mejor dicho, a donde llevarte, si es lo que deseas.
—¿Qué?—digo confundida.
—Verás—se mete Savannah en la conversación—, al ver tu progreso aquí, decidimos sacar a tus hermanas de la misma situación que tú compartias.
—¡Mientes!—la acuso.Entonces, ella saca un sobre amarillo pequeño y me lo entrega.
—¿Qué es esto?—pregunto.
—Ábrelo—dice ella.Yo suspiro cansada de estos juegos de misterio. Al sacar lo que había dentro, eran unas fotografías y las reconocí de inmediato. Eran mis hermanas. Mi hermana Laura sonreía en la fotografía, estaba en una playa usando un bikini verde. Lo cual resaltaba su melena rubia y su piel bronceada.
En la otra foto estaba mi hermana Lucy, estaba en los hombros de un hombre y sonreía a la cámara. Esa dulce sonrisa. Parecía que estaban de vacaciones. Su cabello marrón estaba en dos trenzas y tenía la cara roja, como si se hubiera bronceado.
Y en la última foto estaba mi hermanita Bianca. Con esos hoyuelos tan pequeñitos. Tenía el pelo más corto y estaba altísima.
No me di cuenta pero empecé a llorar de nuevo. Esta vez de felicidad. Ver a mis hermanas bien y felices me reconfortó más de lo que yo esperaba.
—Bianca está en Alemania, tiene dos representantes. Es la primera de su clase, y ahora mismo juega al hockey y está aprendiendo Francés. Es una niña de lo más dulce, Sam y Josh, están más que orgullosos de ella.
—¿Es feliz?
—Muy feliz.
—¿Y que hay de mis otras hermanas?
—Laura se graduó de la universidad el año pasado y está trabajando en un preescolar.
—Su sueño se cumplió. ¿Consiguió ser maestra?—digo sin creermelo en un tono muy bajito.
—Y luego está Lucy. Está viviendo en Canadá y acaba de entrar a la secundaria. Está bailando ballet.Oir todas esas cosas de mis hermanas me llena el corazón. Saber que están bien y felices era todo lo que quería saber.
—¿Y mi madre?—pregunto nerviosa por saber la respuesta.
—Layla—dice Christian ahora—, de eso quería hablarte.
—Ya se fue, ¿No?Christian me mira con los ojos llenos de pena y así sé que todo lo que estaba haciendo era en vano.
—Yo sólo quería saber que estaban bien—digo con los ojos de nuevo llorosos.
—Perdoname por no habértelo dicho antes. Es tu familia y merecías saber cómo estaban—dice Christian.
—Yo también lo siento, he hecho cosas...—y me parto a llorar. Creo que jamás había tenido tantos sentimientos mezclados. Estaba feliz por mis hermanas y me invadía la curiosidad por saber si ella también habían buscado escaparse para saber si las otras estábamos bien. O si simplemente eran felices y no lo buscaron hacer nunca, y en cambio yo, estaba a punto de escaparme para encontrarme con nadie. Llegaría a mi casa y estaría vacía y sin mis hermanas. Y por otro lado triste. O mejor dicho. Desolada. El escapar me daba esperanza.
—Yo me busqué todo esto. Y aún por encima traigo a Sadie, que aunque la adoro y es estupenda, tu también necesitabas de mi atención.
—Para—le pido entre lágrimas y él me mira confuso.
—Hice una cosa, y sé que me vas a matar y me mandarás a un reformatorio o algo por el estilo. Pero...Y se lo conté todo. Le conté lo del robo.
Su cara pasó por todas las emociones posibles. Primero se enojó muchísimo, y tras calmarse me miró con decepción supongo. Mía había sido castigada por mi culpa. Gilbert no le hablaba casi, y si hablaban no le creía ni una sola palabra de lo que decía. Y debo admitir, que aunque no tenía remordimiento alguno, me sentí mal por ella en ciertas ocasiones, pero no soy tan idiota para decirlo en voz alta.
Me dejó claro que no iba a ir a ningún internado y que estudiaría en casa a partir de ahora. Si antes podía caber la posibilidad que me aceptaran si veían que me arrepentía o había un cambio de actitud grande, ahora que había confesado lo del robo, probablemente estaría más que desterrada. Y tenía que asumir mi culpa, aunque sea por una vez.
Y llegó la peor parte. Devolver lo que había robado.
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Hola!!!! Perdonen por la tardanza de este capítulo, la verdad se me presentó una cosita y no la podía posponer, pero aquí está el capítulo. Espero les haya gustado, ¿Qué opinan de la actitud de todos? Los leo!!!
Los quiere, Lily 🌷
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Pequeñas lecciones.
أدب نسائيSeis chicas. Una escuela. Cinco chicos. Reglas que seguir. Muchas describen este mundo como un infierno o un paraíso. Y tendrán muchas lecciones por aprender. Nota: Hello :) Antes de que te pongas a leer, vengo a aclarar ciertos aspectos de la histo...