El Luchador (ChangJin - Skz)

2. Promesas de lucha.

1982

El sudor resbalaba de su frente y marcaba un recorrido hasta su abdomen y era absorbido por la tela de su short. Sus piernas temblaban, no resistiría una patada más, su rostro sangraba de los pómulos y su espalda tenía moretones encina de moretones, por más que Felix le rogara que ya descansara, fingía que no lo escuchaba y lo provocaba para que siguiera el combate.

Para ambos estar un rango entre los 16 y 17 años, tenían bastante condición y fuerza, aunque Changbin no podía vencer a su rival por tener acumuladas bastantes medallas de taekwondo desde que era apenas un niño. Felix era un gran rival que el otro lo fijaba como una de las metas que tenía que superar, pese a que él sabía no tener el alcance de anivelar las patadas que el otro le daba, ni este imitar las marometas, saltos, tacleadas y ganchos del mayor.

Cada uno daba lo máximo de sí pese a solo ser una lucha para que cada uno mejorara sus técnicas en sus respectivos deportes de contacto físico.

El ambiente podía sentirse tenso, los dos viendo a su contrincante con furia en sus ojos, cansados, hambrientos, sedientos, pero muy egocéntricos como para darse por vencidos y aceptar que el otro era mejor que ellos. La luz iluminaba sus cuerpos semidesnudos, eran cerca de las 6 de la tarde, dieron inicio al combate hacía 1 hora, pese a que llegaron a las 4 al ring, se pusieron a chismear y a cotorrear.

— ¿Crees que puedes ganarme? — le cuestionó el güero en tono burlón brincando en su lugar en posición de defensa.

— No creo, se que lo haré.

— Sé que estás desesperado por ganar y probarle a acá mis ojos lo fuerte que eres — señaló con la vista al de trenzas que estaba sentado en los primeros asientos para  ver a su amigo en combate; conocía la relación que este y su contrincante mantenían, por lo que sabía que al decir esas palabras, lo emputaría un chingo, porque si había algo que el otro no toleraba en absoluto, era verse vulnerable frente al castaño, eso era tocar su ego.

— Ridí- — inesperadamente Felix le soltó una patada con un giro, dándole justo en toda la jeta y haciéndole una hemorragia más grande en sus fosas nasales.

Changbin tensó todo su cuerpo al sentir la vista de Hyunjin en él, debía de moverse rápido en el piso, la gota que derramó el vaso fue cuando Felix le sonrió victorioso, como si ya hubiera perdido; Mictlantecuhtli no se rendía, es por eso que había elegido el nombre del Dios de la muerte para los mexicas, además que también le sonaba chido y quería que su traje de lucha libre tuviera el diseño de un esqueleto.

En el mismo piso, dió una marometa con ayuda de sus hombros, estirando las piernas lo más posible para enredarlas con las del menor en un ágil y veloz movimiento, atrapándolo desapercibido y haciéndolo caer como res en el suelo dando un azotón que seguro le deja una enorme mancha morada en los hombros.

Aprovechando que estaba aturdido, le se sentó sobre su espalda y lo jaló de los brazos, elevando el pecho y cara de este, Felix quedó inmóvil durante 3 largos segundos, lo que lo hizo al mayor acreedor de poder presumir que le ganó al -como él le decía- patitas de pollo.

Hyunjin soltó un grito de emoción al ver como el pelinegro se ponía de pie, se saltó las cuerdas y lo abrazó por la espalda sin importar si su playera terminaba empapada por el sudor del contrario, siempre se ponían muy alegre con cada triunfo de él por más mínimo que fuera.

El mayor dió media vuelta, girando aún entre los brazos del menor, pasó sus manos vendadas por el cuello de este, se alejó un poco y lo tomó del mentón para unir dulcemente sus labios, saboreándolos y degustando sus papilas gustativas con el labial sabor durazno, era su fascinación. Sus manos se deslizaron hasta la cintura del otro mientras que la diestra del castaño manoseó sus brazotes.