Khristeen
—Buenos días, Lionetta —le digo al entrar a la cocina, sintiendo el aroma del café recién hecho.
—Buenos días, Khristeen. ¿Has dormido bien?
—Sí, gracias. ¿Sabes dónde está mi esposo?
Lionetta frunce el ceño ligeramente.
—El señor salió de viaje de negocios temprano esta mañana. Seguramente volverá para la cena.
Mientras tomo asiento en la mesa, mi mente vuelve a la conversación que tuve con Alexander la noche anterior. No puedo dejar de pensar en sus palabras. No puedo dejar que él controle mi vida. No importa lo que diga, no puedo permitir que ese idiota arrogante me prohíba presentar el examen para el que he estado estudiando durante dos semanas.
—¿Quieres algo de desayunar, Khristeen? Tal vez un poco de tostadas de pan integral con queso crema y frutos secos o panqueques de harina de avena
Sacudo la cabeza.
—No, gracias, Lionetta. No tengo mucho apetito en este momento. Saldré un rato.
Lionetta parece preocupada.
—No creo que el señor…
La interrumpo rápidamente, levantándome de la silla y tomando mi bolso.
—No creo que tenga inconveniente con mi salida, ¿cierto? —inquiero, tratando de ocultar mi ansiedad—. Dile que salí al centro comercial, volveré antes de la cena.
No esperé por una respuesta, salí de la casa y vi a mis guardaespaldas, Marcello y Vicenzo, esperándome en silencio junto al automóvil.
—Hola, chicos —les saludo con una sonrisa.
Ambos se acercan a mí y me devuelven el saludo de manera respetuosa.
—Hola, señora —respondieron al unísono.
No pude evitar fruncir el ceño ante el tratamiento formal. No importa que ahora esté casada, siempre seré la misma Khristeen para ellos.
—¿Señora? Por favor chicos, me conocen desde que era una niña —les reproché, tratando de ocultar mi molestia.
—Yo te conozco desde que dejaste los pañales, Teenie —me recordó con una sonrisa.
Sonreí ante el recuerdo. Es cierto, desde que nací mis abuelos quisieron asegurarse de que tuviera a los mejores guardaespaldas cuidándome. Marcello y Vicenzo han sido mi sombra desde que tengo uso de razón. Al principio fue extraño tener a dos hombres musculosos y altos como torres siguiéndome a todas partes, pero con el tiempo me acostumbré y los considero parte de mi familia.
—¿A dónde vamos, Teenie? —preguntó el rubio, Marcello.
Tomé una respiración profunda antes de responder.
—Chicago.
Marcello asintió, entendiendo la seriedad de mi decisión. Juntos, nos dirigimos al automóvil.
Después de un ajetreado vuelo, finalmente aterrizamos en Chicago. Habíamos utilizado el avión privado de mi Nonno, pero él no tenía conocimiento de mi plan. Vincenzo y Marcello eran expertos en organizar viajes sin dejar rastro. Anabella y yo solíamos aprovechar su ayuda para escaparnos sin que Nonno se diera cuenta. Sin embargo, siempre había alguien que parecía estar un paso adelante de nosotros: Luca. Era como si fuera nuestra sombra, siempre al tanto de todo lo que hacíamos.
Al bajar del avión, me encontré con varios autos esperándonos. Y allí estaba Luca, recostado junto a su McLaren.
Parecía saberlo todo, como siempre.
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Fear to love [+18]
NezařaditelnéAlexander Nikolaev, un capo cruel y despiadado de la Cosa Nostra, se ve obligado a casarse y asegurar su legado. Khristeen Ferrera, nacida en una poderosa familia de la mafia en Chicago, es seleccionada para convertirse en su esposa y así evitar una...