ACTO 1 - Capítulo I

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Los gritos y el pánico resaltaba en todas partes. El cielo parecía de un tono rubí y las nubes eran completamente negras. La lluvia no era lluvia normal, pues parecía que llovía la sangre de aquellos que murieron en aquella horrible situación.
Todo era tan confuso, pues entre todo ese caos había una chica peliceleste, una chica que solo miraba con horror sus alrededores y siendo incapaz de moverse y huir con la multitud. Pero, ¿De qué huían? ¿Qué estaba azotando al mundo? El no saber qué sucedía la ponía aún más nerviosa, pues un miedo común del ser humano siempre será a lo desconocido.
Pero, frente a ella, justo en dirección a la que la multitud huía había un hombre, un hombre que de alguna manera se le hacía familiar, pero solo podía sentir tristeza y odio al verlo. Aquel hombre estiró su brazo hacia ella. Por su parte Eleanor hizo lo mismo sin siquiera saber el porqué lo hacía. Trataba de alcanzarlo, pero era imposible. Su desesperación incrementaba por cada segundo que pasaba, parecía que simplemente sus esfuerzos no eran suficientes o el hecho de que se alejaba de él por el miedo. ¿Qué clase de sueño es este? Nunca había soñado algo así.

—Hija divina del Señor, —finalmente habló el hombre. Tenía una voz familiar pero nunca había conocido a alguien con esa voz, nunca. —Yo...

El hombre pronunció su nombre, pero lo dijo con voz tan baja que los gritos del fondo lo hacían incluso más inaudible.

—Te maldigo. Te maldigo hasta el fin de los tiempos

¿Qué? A pesar de ser incapaz de hablar, a pesar de no saber que sucedía, solo pudo escuchar aquel maleficio que salía de los labios del contrario. Trataba de hablar, pero ningún mísero sonido salía de su boca, ni siquiera un quejido. Pero justo a un lado de ella pasó una mujer más alta, de ojos dorados y también de cabello celeste, y de ropas blancas y finas como si de un peplo y hamitión se tratasen. Pero esa mujer a ojos de Eleanor era demasiado familiar pero a la vez una completa desconocida, tenía la sensación de que estaban conectadas de alguna forma, además del cabello celeste, una conexión que en ella gritaba: "¿Mamá?"
Aquella mujer solo se colocó frente a Eleanor, y miró fijamente al contrario.

—Hija divina del Señor... —volvió a pronunciar un nombre, pero de nuevo el caos del fondo ahogó el sonido en esos precisos momentos. —Te buscaré y te mataré, con el filo de mi espada voy a atravesar tu pecho y voy a asegurarme de que tu corazón y tu alma se quiebren al mismo tiempo. ¡Recuerda mis palabras!

Bien, al menos estaba segura de que no sabían que ella estaba ahí, no era el típico sueño donde ella era el personaje principal y ella se tendría que encargar de todo; esta vez solo era una espectadora. Pero fue arrebatada de sus pensamientos en cuanto escuchó la firme pero dulce voz de aquella mujer de ropas blancas.

—Y tú recuerda que estás hablando con la que te arrebató el vino del Creador. Quien te arrebató todas las probabilidades de completar tu apocalipsis ahora mismo. Por ello, te tomará cientos de años, mientras yo siga viva.

De alguna manera su voz lograba su objetivo, intimidar a aquel hombre, pero por estar bastante cerca Eleanor también sintió aquella presión sobre su espalda, pero parecía ser una presión diferente que no lograba comprender del todo. Solo fue capaz de sentarse en el suelo y mantener la mirada alzada para poder ver a aquel hombre. Por su parte, el hombre sólo chasqueó la lengua.
Parecía que estaba a punto de decir algo más, pero esta vez cualquier ruido fue devorado por el vacío. Poco a poco todo parecía alejarse de ella, siendo tragado por la oscuridad y la soledad. Eleanor se puso de pie de un brinco y miró a los lados en busca de alguna señal, en busca de aquella mujer. ¿Quiénes eran? ¿De qué se trataba esa pesadilla? Tantas preguntas fuera del tema de los sueños, pero ninguna pregunta por responder.

—Sabía que seguirías aquí. —O al parecer no. Y ahí estaba aquella mujer de ropas blancas y de cabello azul y largo tan hermoso, parada justo a un lado de Eleanor. La joven solo se hizo a un lado y se giró para poder verla con un rostro pasmado.
—Espera, ¿tú si puedes verme?
—Desde que apareciste frente a ese hombre, si.

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⏰ Última actualización: Jul 17 ⏰

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