CAPÍTULO 6

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ΩIlluminaΩ
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Poco a poco, Mo empezaba a entender mejor el comportamiento de Akni con respecto al príncipe bajo su cuidado; Kyle era imprudente, enérgico y demasiado aventurero para un mundo que, en su pasado, había aniquilado a todo ser soñador por miedo.

Había visto al príncipe de Illumina enojado, risueño e insoportable, pero jamás en ese estado. Él estaba sentado, con los pies dentro del estanque de las sirenas y un aura de soledad tan triste que hasta el mismo agua sollozaba en voz baja.

El príncipe de Grand Terra hizo comentarios poco adecuados sobre su persona, y aunque Piscis le había subido el ánimo, las risas solo le duraron unos momentos.

—¿Alguna vez quisiste un hermanito? Estoy seguro que esa es la cara de un niño que necesita con quien jugar—dijo el tiburón.

Kyle resopló su carcajada y se encogió de hombros.

—No, tener hermanos en mi posición no es la mejor decisión. Imagina tener que esperar una vida para poder ser rey.

—A menos que te derroque.

Ahora el príncipe sí rió con ganas. Era una de las cosas que el guardián más apreciaba de ese muchacho inmaduro, él siempre lograba reír cuando estaba en una mala situación.

—Mo, ¿Piscis se ha enamorado alguna vez?

—Nop

El príncipe asintió mordiéndose la mejilla. El tiburón lo miró de reojo y movió el agua en círculos usando su dedo índice.

—Creo que no tengo que preguntarte-empezó el guardián—. Tú te enamoras bastante, y al parecer tus expectativas son muy...¿Superficiales?

Kyle hizo un gesto de indignación cuando volteó a verlo, pero lo peor era que el tiburón tenía razón. Por lo general se centraba en el aspecto de sus parejas, si eran carismáticos y si sabían besar, mas de allí en adelante, no recordaba nada bueno de ellos. Sobretodo del príncipe de Grand Terra.

—Santo cielo, soy terrible—confesó. Mo asintió a lo dicho—¿Tienes algún consejo? Has vivido más.

—Kyle—se enderezó—. Me gusta Akni, no me jodas. No tengo derecho a darte consejos, o sea, cero.

—Tampoco puedo pedirle consejos a Akni.

—No, ese viejo está tan lejos del romance que el fondo de Las Marianas parece alcanzable.

Kyle suspiró moviendo sus pies en el agua.

—Estamos perdidos.

De nuevo su mente empezaba a volverse rosa y florecía, apenas la noche anterior se le había caído de su pedestal el chico que le gustaba. Era insólito seguir enamorado.

Pero ya no sentía nada al pensar en Jayce, sin embargo, pensar en Piscis...

"¡Ahg, basta!"

Mo sacudió los hombros cuando el chico golpeó la pared del estanque con sus talones, ahora estaba con las manos en el rostro, rascando un poco su coronilla.

—Ay, niño, estás perdidísimo.

El príncipe se preguntaba por qué siempre se enamoraba tan fácil, cada vez era lo mismo, y todo el tiempo terminaba herido. Las excusas variaban dependiendo del chico, que si era muy idealista, que era un peso muy grande ser pareja del príncipe, que querían privacidad, que no querían que el mundo se enterara. Podría seguir con la lista por días, pero eso nunca iba a evitar que cayera en los brazos del amor.

Bajo el MarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora