Uniendo Puntos

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Es que algunas veces somos mar,

Y otras salvavidas.

-Emanuel Zavala




P.O.V Juliana Valdés

La lluvia caía violentamente golpeando la balaustrada. El viento era lo suficientemente fuerte como para hacerse oír aun con las puertas de cristal cerradas. Me acomodé sobre el sillón blanco moviendo mi copa de vino tinto en mi mano derecha. El viento casi rugía, con tal intensidad que podría jurar que estaba furioso...o quizás herido. Llevé la copa a mis labios, ingiriendo la bebida sin degustarla. Porque de cierta forma sabía que la sentiría amarga y no deseaba enfocarme en ello.

La noche era fría, la lluvia agresiva y la luna brillaba por su ausencia. Se sentía casi como una de esas noches tétricas en las cuales solo deseas estar en casa. Me identificaba con el clima. Estaba enojada, pero herida. Lo único que deseaba en esos momentos era perder mi la consciencia. En la mansión me esperaría mi madre, y quizás Elizabeth. No deseaba hablar con ninguna. Era ese el motivo por el cual me encontraba en la empresa a las 2:35 de la madrugada. Estaba tan cansada de las mentiras, de los engaños, de vivir bajo amenaza. Levante nuevamente la copa hasta mis labios, descubriendo que estaba vacía.

Me levanté del sillón. Arrastré mis pies descalzos hasta la mesa donde estaban varias botellas y serví wisky en la copa con mano temblorosa. Sentía la mente nublada y algo me decía que estaba borracha. El líquido cayó en mis pies haciéndome desistir del intento de servirme la bebida. Deje a copa en la mesa; aferrando luego la botella contra mi pecho y arrastrándome hacia el sillón. El viento empujaba la lluvia contra el ventanal de cristal mojando todo a su paso. Desde mi posición podía ver los demás edificios, en su mayoría con las luces apagadas. Suspiré en la oscuridad y llevé la botella hasta mis labios. El líquido ambarino quemó al pasar por mi garganta, pero insistí en beber.

Habían sido demasiadas revelaciones en un mismo día. Además, la noche junto a Emma, la discusión con Valentina por no seguir su plan y las llamadas de Elizabeth intentando obligarme a ir a casa me habían dejado extenuada. No necesitaba que nadie me dijese que hacer o hacia donde ir. Volví a llevar la botella a mis labios, dando un trago y sintiendo como parte del líquido resbalaba con descuido por mi barbilla; está un poco torpe en esos momentos.

Estaba tan perdida. Quería organizar mi cabeza, pero los acontecimientos eran demasiados y las preguntas aún más. ¿Por qué Emma quiere asesinarme? ¿Por qué durante toda la noche me dedico la misma mirada que años atrás? Deseaba fervientemente sacarla de mi cabeza, pero no podía. No sabía como hacerlo. Estaba enojada, dolida y confundida. Yo amaba a Emma. Dolía saber que era ella quien había estado tras todas las desgracias de mi familia en los últimos años.

Abrace la botella. Estaba llorando y ni siquiera estaba segura del motivo. Quería molestarme por llorar, pero creo que estoy demasiado borracha como para ello. El sonido de la puerta abriéndose me sobresalto. Era uno de esos sonidos aterradores que usualmente se escuchan en las películas ante de que algún personaje sea brutalmente descuartizado. Di un brinco, mirando a mi derecha y sujetando con mayor fuerza la botella.

-Hey, tranquila, cariño. - habló Patricia arrodillándose a mi costado.

Solté la botella, no dando atención alguna a como el líquido caía al suelo, y la abracé. La rubia me recibió en sus brazos, no importándole que acabamos ambas en el suelo. En algún momento, el llanto y el cansancio hicieron su trabajo sobre mi cuerpo. Me dormí con la voz de Patricia en mi oído, susurrándome palabras de consuelo aun desconociendo mi situación.

Mimetismo (Juliantina AU)- AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora