Dicen que nuestro destino esta escrito mucho antes de que naciéramos donde tenemos que enfrentarlo sin saber el precio de este, primero fui Isabella de Venecia, luego fui Reyhan Hatun, paso el tiempo donde me convertí en Kosem Sultán y finalmente me...
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¿Por qué me siento mal?
El príncipe Mehmed entro a los aposentos preocupado, la vio sentada en la cama vomitando y repetía constantemente que ya no quería más, él sabía perfectamente que odiaba vomitar entonces la miro y dijo– ¿Como te sientes? – se acercó a la cama, se acomodó a su lado–
– Horrible...– murmuro cansada– Creo que moriré
– No vas a morir...– sonríe leve– Solo fue una bajada de presión
– ¿Y una bajada de presión me tiene tan mal? – suspira– Siento que algo me expulsa todo de mi estómago y es feo
– Tranquila, todo pasara– besa su frente y acaricia su cabello–
– Contigo a mi lado, todo pasa– sonríe leve antes de vomitar otra vez–
El príncipe Mustafá toco las puertas de los aposentos, entro y los vio a los dos abrazados sin querer separarse, ojalá que alguien lo amara, así como Kosem ama a su hermano, entendió finalmente que la mujer que estaba ahí no era Isabella a la cual destrozo, sino que era otra persona, desconocida a sus ojos y eso le aterraba
–Mustafá...– dijo Mehmed mirándolo– ¿Qué quieres?
– Hermano...– tosió– Tenemos que irnos, espero que te mejores– suspiro– Kosem...
–Gracias Mustafá– dijo Kosem mirándolo confundido– Espero que cuides a mi esposo y si ves que le disparan una flecha quiero que te interpongas
–¡Kosem!–exclamo Mehmed– No digas eso
–Es la verdad, prefiero que muera él antes que tu mi amor–se levanta despacio de la cama–
–Déjala, solo quiero decirte que me perdones–la mira–
–¿Que te perdone? –lo mira confundida– Tú estás loco, yo no puedo perdonarte, lo que me hiciste no tiene perdón–suspira– No puedo hacerlo... Ahora déjame despedirme de mi esposo, quiero que salgas–ve como Mustafá se va–
–¿No lo vas a perdonar? –pregunto Mehmed acariciando su mejilla–
–No, no se lo merece y no creo hacerlo–sonríe leve– Debe aprender que hay situaciones que nos dejan un trauma–lo miro– No te vayas, no me dejes enferma
–Sabes que debo ir–la mira, besa su cuello– Además que después de la guerra vamos a tener un príncipe o princesa
–Mehmed...–jadeo leve– Claro que lo tendremos además me encanta el proceso
