Corría el año 3498 DC y la humanidad ,no, yo estaba a punto de descubrir algo q cambiaría todo lo q conocíamos de una forma q nunca podría imaginar.
- señor los preparativos están listos, ya podemos empezar - mencionó Victor, mi ayudante más joven sentado frente a su ordenador, con su bata blanca y sus lentes redondos, la emoción se notaba en su semblante.
- acelerador de partículas activo - dije parado frente a un gran monitor q me mostraba la aceleración de las particulas, mi nombre es Héctor y soy el jefe del grupo de científicos encargados de un proyecto llamado la particular de Dios
- las partículas han alcanzado el 90% de la velocidad de la luz- resaltó Mark joven científico q monitoreaba el progreso de la colisión de particulas junto a mí
- la masa y energía se a vuelto infinitas, señor lo hemos logrado hemos encontrado la partícula de Dios- añadió Mark y corri a los monitores para presenciar por primera vez mi gran descubrimiento
- Alex, Bram, Michel extraigan la particula de inmediato- ordené con mis ojos figos en la luz q irradiaba aquel pequeño orbe blanco
- compañeros registren todo lo sucedido en este laboratorio hoy es el día más importante de la humanidad- afirmé ofuscado con mi orgullo y alegría.
En los siguientes dos años yo y mi equipo desarrollamos el uso de esta partícula en todo los campos posibles logrando así q la humanidad alcanzará un desarrollo inconmensurable tanto q la humanidad dejo de temerle a la muerte, dejo de creer en los dioses, y comenzamos a creernos dioses.
En el año 3500 DC la humanidad ya no sufría ni por hambre, ni por enfermedades, no existian las sequías, ni los desastre naturales, las guerras ya no eran necesarias y todo esto fue gracias a mí, el mundo había entrado en una nueva era dorada una era sin iglesias, ni templos,ni ídolos ya nadie rezaba y todos veían a dios cómo una gigantesca mentira de sus antepasados.
Yo era uno de ellos, nunca creí en la existencia de un Dios creador de todo hasta q esa noche mientras descansaba en la terraza de mi departamento ví descender sobre la ciudad de New York una gigantesca criatura con diez alas alrededor de un gran ojo q estaba acompañando de cinco pequeños ojos q cubrían las alas, apareció, apartando con su enorme cuerpo las nubes q ocultaban el cielo nocturno dejando ver tras ella un enorme aro dorado q portaba cientos de aros más pequeños incrustados en el primero.Rápidamente corri y encendí las noticias para ver q decían sobre lo q estaba sucediendo
- esta noche se divisa en los cielos de la ciudad una enorme criatura, según su forma, los expertos afirman q se trata de un ángel basándose en la descripción del libro de Henoc-
Tras escuchar esto cambie varias veces los diferentes canales de noticias buscando algo más realista pero para mí sorpresa no solo estaba sucediendo en New York sino en todas las grandes y pequeñas ciudades del mundo y todos absolutamente todos afirmaban q dichas criaturas eran ángeles.
Salí a la terraza nuevamente y el cielo se había llenado de criaturas de menor tamaño con apariencia humanoide solo q sus brazos piernas y dorso poceian forma de rombos alargados y a sus espaldas una aurora de una color azul grisáceo.
De repente el potente sonido de múltiples trompetas me hizo caer de rodillas al suelo y lentamente los pequeños ángeles descendieron y la aurora del más grande de ellos empezó a iluminarse lentamente de un color azul plateado, los angeles humanoides llegaron a tierra parados, sin moverse, el ruido disminuyó y las personas comenzaron a moverse algunas huían del lugar pero otras se acercaban a los seres inmóviles, el ruido seso y acto seguido los angeles comenzaron a matar a todas las personas q tenían a su alcance.
Yo observaba desde mi terraza como aquellos seres se desplazaban a una velocidad increíble partiendo personas por la mitad como si fueran trazos de mantequilla, rápidamente las calles congestionadas de personas se pintaron de rojo a medida q las personas morían.
De pronto un rayo lo suficientemente grande como para vaporizar un rascacielos dividió la ciudad dejando una gran brecha en el suelo y un manto de fuego comenzó a propagarse por la zona, dirigí la mirada hacia el gran ángel y vi como su aurora se iluminaba nuevamente entonces baje mis escaleras entre a mi garage y monte en auto desesperado por escapar de la ciudad y dirigirme a él búnker presidencial después de todo yo era el hombre q había cambiado el mundo nadie se negaría a protegerme.
Abrí la puerta de garage y arranque el auto a toda velocidad me dirigí a la salida más cercana, pero frente a mi se lanzó un hombre haciéndome timonear antes de estrellarme con una farola el hombre se paró en mi ventana
- ayúdame, por favor abre... Fue lo último q escuché antes de presenciar como el cráneo de aquel hombre fue cortado en dos y el líquido cefalorraquideo bajo por su rostro, la mancha de sangré cubrió el vidrio de mi auto y nunca estuve más agradecido puesto q segundos después un pequeño ángel paso junto a mi ventana pero continuó al ver a una mujer q corria despavorida con una niña en brazos.
Aproveche la oportunidad y escapé, afortunadamente el auto aún funcionaba y logré arrancar. Ya veía los carteles de ubicación señalando la dirección en la q estaba "Casa Blanca" una ráfaga azúl corto mi camino, dejando un carter en llamas imposible de cruzar, el frenar tan bruscamente ahogó el motor del auto.
No tuve más opción q regresar , mientras caminaba porque las calles estaban cubiertas de sangré y cadáveres descuartizados, se escuchaban gritos de auxilio a lo lejos pero nunca se me ocurrió acudir, de pronto a pareció la silueta de un ángel un par de cuadras frente a mi, corri y entre a un edificio con las luces apagadas y me escondí tras una columna, utilizando un trozo de espejo ví como el ángel se detuvo frente al edificio, en ese instante pensé q me habia seguido y di por sentado q morirá en ese edificio oscuro y apestando a sangré pero unos susurros interrumpieron mis pensamientos.
- padre nuestro q estás en los cielos santifica... Escuché y mire a mi alrededor dándome cuenta de q no estaba solo en aquel lugar sino rodeados de personas q al igual q yo tenían miedo a morir.