El día paso con tranquilidad y no tuvieron hubo señal de Lindsey, lo cual ponía muy ansioso al trío.Fue hasta casi el anochecer que alguien tocó a la puerta pero los vampiros se dieron cuenta de que no era la mujer o ningún otro vampiro.
—Paquete para los señores Gerard y Michael Way—anunció el botones.
—Somos nosotros...—Mikey recibió el paquete y lo deposito sobre la cama.
—¿qué crees que sea?—preguntó Frank.
—¿conociendo a Lindsey podría ser una bomba—constató Gerard.
Mikey abrió el paquete, Gerard instintivamente se puso delante de Frank para protegerlo de cualquier cosa peligrosa que podría haber dentro pero al parecer estaban fuera de peligro pues dentro de la caja solo se encontraban dos trajes muy elegantes de color negro.
—Valentino Garavani...—leyó Mikey la etiqueta.
—Esos trajes cuestan cientos de dólares—exclamó Frank.
—Hay que admitir que Lindsey siempre ha tenido buen gusto.
—¿Qué es esto?—Frank tomó un pequeño sobre que también se encontraba dentro de la caja, de su interior un folleto del museo británico junto con una pequeña nota.
—"Los veo a las 8. El niño no puede venir, Lindsey"—leyó Mikey por encima de su hombro.
—¿Qué?—exclamó Frank molesto—yo quiero ir.
—Lo siento Frank pero podría ser peligroso—agregó Gerard.
—Gerard tiene razón, Frank. No podemos confiar en Lindsey y ella tampoco confía en nosotros, podría ser una trampa.
—Pero quiero ayudar.
—Me temo que no será posible en esta ocasión.
—¿y qué se supone que haga toda la noche?
—puedes ver televisión.
—No quiero ver la estúpida televisión...—murmuró pero sabía que no tenía otra opción.
Ambos hermanos se arreglaron para salir y se pusieron los trajes que les habían enviado. Frank se sonrojó al ver. Gerard pues lucia realmente guapo.
—Estamos listos.
Los hermanos estaban a punto de irse cuando Frank detuvo al mayor.
—Gerard, recuerdo a tu promesa.
—En cuanto algo pase nos largamos de aquí—aseguró este.
Los miró marchar rezando que por favor no les pasara nada.
****
Dieron las 8 y los hermanos se encontraban frente al museo. Estaba oscuro y no había nadie pues el museo había cerrado hace horas.
—Esto es ridículo, aquí no hay nadie—se quejó Mikey.
—¿crees que sea una trampa? O Lindsey solo quería burlarse de nosotros.
—Tal vez...—fue interrumpido por un carro negro que se detuvo Justo frente a ellos.
La ventanilla trasera bajó y reveló en el interior del auto a la vampira rubia muy arreglada.
—Hola muchachos—saludó ella.
—Hey...
—Suban al auto—Siguieron las órdenes de la mujer y una vez se acomodaron en el asiento trasero el auto continuo la marcha.
ESTÁS LEYENDO
El Vampiro de la Calle 37
Ficção Adolescente"-¿Tú crees en el destino?-preguntó Gerard. Frank no supo que responder.-Hace unos cien años yo habría dicho que no, pero tú eres la prueba de que estaba equivocado". Frank es un chico solitario, un día asiste a una fiesta con la intención de hacer...