parte única.

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Era él y su má, y ha sido así desde hace años, desde que él, era pequeño.

No lo entendió en ese entonces, por qué papá de repente, se desvaneció en la niebla, por qué má lloraba todos los días después de eso, ¿Cuándo volvería su padre?

Y aún así, una madre anhelando que su esposo vuelva, un niño bestia bastardo quien ya tenía varios problemas con la gente del pueblo por ser una mezcla de vastaya y humano, él nunca regresó.

Como si le importara, cree que si lo vuelve a ver, si se digna a aparecer en su arena de peleas, lo mataría, y honestamente, con una sonrisa, no le importaría, de nuevo.

Sí.

No lo necesitaba, tiene el dinero, un hogar, una madre amorosa, ¿Qué más quiere? ¿Qué más necesita?

Nada.

Seamos sinceros, Sett era una persona fuerte, respetada, y de vez en cuando, violenta, si la situación lo ameritaba, las peleas eran otra cosa, pero,

habían días.

Días en donde su madre lo abrazaba con toda la fuerza que tenía para confortar al gran hombre, donde acariciaba sus peludas orejas caídas, y besaba su frente, un ''está bien extrañarlo, Settrigh'', ''Puedes llorar, no tienes que ser fuerte todo el tiempo''. Era el lado que más le disgustaba de su parte, la parte débil y emocional, donde la vastaya le cantaba canciones de cuna que le recordaban a su tonta infancia.

Ah, su infancia, una miseria total.

Bueno, ¿Qué esperaba de todas maneras? Era el único híbrido en aquel pueblo de Navori, la gente los miraba horrible, como si fueran escoria, en algún punto de su vida lo ignoró completamente, pero, no dejaría que nadie mirara a su má como si fuera la peor especie. La protegería por sobre todo, fue cuando tenía quince años, donde empezó a ejercitarse y crecer, dejar atrás a los matones, y hacerse su camino en la arena.

Arena en la cual antiguamente su padre peleaba, y a veces desearía tenerlo en frente de él, y que ruegue por perdón.

Perdón por el miedo al abandono que le dejó al pequeño Settrigh, perdón por todos los llantos escondidos de su madre, perdón por las burlas que le habrán hecho a su yo niño.

Rencor, rencor es lo que quiere, venganza, venganza es lo que quiere.

Su padre sacaba todo lo malo de él, la sed de sangre, sacaba cada pequeña pizca de magia vastaya en las peleas cada vez que alguien se parecía a él, y sacaba sus peores miedos.

El abandono.

Sí, el jefe tenía un terrible temor al abandono.

Que se demostraba en él teniendo pesadillas cada noche, algunas veces era su má dejándolo tirado, otras veces era el innombrable de su padre. 

Que se demostraba en básicamente, llorar la mayoría de noches en las cuales Aphelios se iba en alguna misión.

Porque Aphelios había llegado a su corazón, y él no podía hacer nada más que temer.

¿Cuándo llegará el día en el que su chico lunar lo abandone?


Fue una noche de invierno.

Se había estado paseando por allí, no podía dormir, sudor frío caía de su frente, pesadillas plagaban su mente, decidió distraerse un rato en la helada noche en Navori, y fue allí cuando lo vio, inigualable, no había conocido a nadie como él, un cabello absurdamente negro, ¿tatuajes? ¿marcas? en su rostro, él era hermoso.

『mystery of love 』settphel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora