Wally

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Wally, ¡todos quieren a Wally! Cómo no, si Wally es muy amable, lindo y amistoso. Wally siempre esta riendo y jugando por allí, ¡Wally es feliz! ¿No? Claro que lo es.

O eso pensaba Barnaby, que siempre miraba a su pequeño mejor amigo, un chico bajito de apenas 19 años, de color amarillo y pelo azul, muy lindo a su parecer (y el de casi todo el pueblo).

Aunque últimamente lo ha notado muy extraño, con una risa forzada y una expresión cansada, además uno que otro moretón.

...

Wally corría, estaba totalmente empapado en agua, pero eso no parecía frenarlo.

Ese día era muy lluvioso, todos alcanzaron a ir a casa, casi todos, ya que la casa de Wally estaba muy lejos de donde se encontraba está, pero no era el único, Wally se encontró con un gran amigo, no solo físicamente si no también era uno muy cercano, Barnaby, un gigante azul, de casi 1.80, y del cual Wally sentía algo, aunque creía que esto era porque son mejores amigos.

- ¡Wally! - el gigante se lanzó encima de el pequeño, y lo cubrió bien con sus brazos para que ya no se esté mojando  - ven vamos a mi casa, te tienes que secar, pescaras un resfriado si sigues aquí mojandote - le reprendió el más alto, y sin que el tuviera tiempo de responder, lo cargo en una posición donde lo le cayera más lluvia.

Barnaby entro corriendo, y prendió la chimenea, colocando delicadamente a Wally junto a está, después, fue a la cosina para preparar le una taza de chocolate caliente.

Wally tenía la cara roja, Barnaby era muy gentil con el - gracias, Barnaby - el más pequeño acepto con vergüenza.

- quítate la ropa - dijo Barnaby sin siquiera pensarlo, rápidamente se dió cuenta que sus palabras muy estubieron fuera de lugar. Y su culpa fue mayor al ver, que el de ojos coquetos estaba acatando sus órdenes.

Wally no pensó dos veces en hacer lo que Barnaby le decía, haci que comenzó con su camisa, pero fue detenido por el gigante que previamente le había dado las órdenes.

- no, Wally, no ¡No hablaba encerio! - Wally redirigió su vista, para ver al grandulón a los ojos - lo siento - llevo su mano a su cara, dándose un golpe un tanto fuerte en la frente - parezco un abusador diciendo eso -.

Y Wally lo miro un rato en silencio y inclino su cabeza en señal de duda, con su típica sonrisa coqueta, mirando lo fijamente. ¿Abusador? dijo Wally, no había escuchado esa palabra en el pueblo, o quizás si, pero no sabía lo que significa.

- ¿Que es 'abusador'? Barnaby - está vez Wally inclino su trozo para ver a Barnaby. Al oír esto, Barnaby se sintió mucho peor que antes - nada, Wally, no es nada, dime ¿Cómo estás?

- soy feliz, muy feliz, ayer me comí una mariposa, ¿Quieres saber cómo saben? - eso respuesta le pareció inquietante, más tomado en cuenta que Wally tenía la vista fija en el, con su sonrisa coqueta, muy linda y otras veces muy tétrica.

- Wally ¿Estás como estás? - insistió, y Wally le respondió - las mariposas saben muy mal, a diferencia de el chocolate ¿Te gusta es chocolate, Barnaby? ¡A mí me encanta! - evadiendo su pregunta descaradamente, el solo suspiro, no había nada bien, pero se percato de que Wally tenía aún esa ropa mojada, después le preguntaría más a detalle; ya que lo más importante era que Wally no sé enfermará - hay Wally ¿Que voy a hacer contigo, niño? Voy a traerte unas mantas y tú te quitas esa ropa mojada, y te cubres con esa manta - señalando a la susodicha -.

Se levantó para ir a su alcoba y traer mantas para Wally, y éste hizo lo que Barnaby le pidió. Barnaby entro, pero antes pregunto a Wally, si este tenía puesto ya la manta que le había dicho. Y el pequeño respondió que sí.

- Wally, aquí tienes más mantitas - dijo Barnaby extendiendo le las sábanas, el chico amarillo las recibió con alegría y agradeció la gentileza del más grande. Barnaby vió con sus propios ojos, la ternura de Wally, ya que este hizo un pequeño nido con sus sábanas, escena demasiado adorable.

- Wally, toma, el chocolate ya está listo, ten mucho cuidado ya que está muy caliente, te puedes quemar - pasando le la taza a su pequeño amigo, lo suficiente para el, pero demasiado para Wally, las tazas de Barnaby eran a su medida y la del pueblo. Eso significa que era muy grande para Wally - oh lo siento, aveces no recuerdo tu... Ya sabes - dijo avergonzado y intento que lo que diga no suene ofensivo para el pequeño, Wally simple brindo una sonrisa de labios, algo tierno y a la vez muy inquietante.

- Wally ¿Por qué estás tan callado? - pregunto mientras buscaba una taza pequeña. Wally era muy parlanchín y ahora apenas y había dicho algo que no fuera "Gracias" - porque soy feliz, yo río cuando estoy feliz ¿Que haces tú cuando estás feliz? - otra vez una respuesta extraña, saco la taza que buscaba - yo cuando estoy feliz, hago muchos malabares, y río al igual que tú, pero no así. Wally ¿Te sientes bien? ¿Digo has estado durmiendo bien y comiendo bien? Me parece que tienes golpes y una expresión muy cansada.

Wally mantuvo su risa - bien yo, yo bien, estoy feliz, siempre soy feliz, in, feliz, muy feliz - nunca perdió es risa falsa y tétrica. Barnaby le abrazo, y le susurro al oído - Wally si no eres feliz dímelo, yo te cuidare, de todo, de todos y estaré ahí para tí, siempre, no lo dudes -.

Y así por favor la risa de Wally desapareció y su expresión facial paso a ser una inexpresiva, aunque por fuera parecía no sentir nada, por dentro Wally se sentía asalvo, querido y como si su problema había desaparecido, no era la primera vez que se sentía asalvo en los brazos del canino gigante. Realmente lo veía como su protector.

De todos sus amigos, Barnaby era el único, el único que se había dado cuenta de que no era tan feliz como parece...






















Espero que les allá gustado y que voten mucho está humilde historia 🥱

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