Capítulo 18

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IZAN

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IZAN

Violetta se oculta entre el espejo del carro y unos lentes obscuros míos que me pidió. Yo me aguanto cualquier clase de queja que pueda tener y también la risa.
Lizardo está sentado esperándola en el café, pero en unos segundos, quien llegará es Marina junto a Laura y ambas prometieron patearle las bolas una vez que recibieran el cheque. Violetta sintió curiosidad y dijo que quería ver ese momento para que la satisfacción de la venganza fuera completa.

Yo aprobé esto, porque también deseo darle un buen golpe a ese baboso. Aunque, si nos ponemos a analizar bien las cosas, de algún modo le agradezco haberla dejado para que lograra llegar hasta mí.

No obstante, no lo voy a galardonar con ese mérito al cabrón porque la clínica puso más de su parte.

—¿Marina? —Escuchamos la voz de Lizardo por medio del teléfono, Violetta y Marina están entre una llamada como aconsejé para poder escuchar la conversación—. ¿Qué haces aquí? ¿Dónde está Violetta?

—Soy su intermediaria, ella no va a venir. —Le estira la mano—. Así que, yo sólo vengo por el cheque de los setenta mil pesos que le robaste a mi amiga.

Habla fuerte para que la gente de al rededor la escuche. Yo me sorprendo de la cantidad que le robó.

—Yo a ti no te voy a dar nada. Es dinero de ella —reniega el tipo, levantándose de la mesa—. Contigo no voy a hacer ningún trato, bruja lesbiana.

—Cuida tus palabras, cabrón. —Laura lo señala—. Danos el cheque o llamamos a la policía.

—No les voy a dar nada. —Marina no se espera a nada y le da una buena patada en la entrepierna. Violetta se cubre la boca y yo sonrío de satisfacción—. ¡Perra! ¿Qué te pasa?

—¡Lo mereces! —le grita Marina e intenta volverlo a golpear pero Laura la detiene—. La engañaste y le robaste sus ahorros que con tanto esfuerzo logró, te fuiste de vacaciones con tu amante con ese dinero, cabrón, ¿crees que mereces un buenos días al menos?

—Ya sé que no merezco flores. —Se queja de dolor pero trata de mantenerse de pie—. Pero estoy dispuesto a remendar mis errores, amo a Violetta, quiero hablar con ella para arreglar nuestra relación.

—¿Arreglar su relación? —gimoteo—. ¿Sabes qué? Iré yo a quitarle ese maldito cheque.

—No, amor, deja que Marina lo intente —me pide, poniendo su mano en mi pierna. Miro el anillo en su dedo y suspiro, asintiendo.

—Esa relación se fue a la basura gracias a ti, idiota —sigue hablando Marina—. ¿A poco crees que Violetta se iba a quedar esperando a un vividor infiel?
Pero no sale la cosa como esperamos, porque el tipo empuja a Marina, diciéndole que ella no sabe nada.

Molesto, me bajo del carro, pidiéndole a Violetta que se quede pero ella insiste en seguirme de todos modos. Entonces, nos paramos frente al local y yo no me detengo para propinarle un puñetazo al tipo.

Desliz en camino© [Ya en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora