Capítulo I: Ese omega se presenta

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Esa mañana tuve un sueño. Un pájaro con alas de fuego se quedó mirándome a través de mi balcón, su pico parecía formar una sonrisa y sus ojos miraban mi alma, queriendo advertirme de que algo iba a pasar, ya sea para bien o mal.


Ciel phantomhive abrió lentamente los ojos. No era una persona madrugadora, pero el sueño que tuvo lo hizo despertarse con una sensación extraña, parecido a un hormigueo en el estómago. A pesar de que hace unos segundos recordaba los sucesos de su ensoñación, ahora que intentaba recordarlo su mente lo llevaba a una neblina cada vez más nublosa. Dejando así atrás a su extraño pesar.

Ya más despierto, Ciel se levantó de su cama para abrir las cortinas. La oscuridad lo abrumaba, lo hacía sentir observado, a pesar de que sabía que nadie estaba ahí. Cuando el sol de la mañana alumbró su habitación Ciel se permitió tener unos segundos de paz.

Aún en pijamas el joven miro a través de su ventana hacia los jardines. Debido a su dedicada salud era común para él observar desde la distancia, era una de las pocas actividades que tenía el placer de poder hacer sin tener alguna consecuencia para su débil cuerpo. Debido a esa razón conocia a la mayoría de los trabajadores y jardineros de su hogar de vista. Le gustaba ver desde lejos como cortaban el pasto, regaban las flores o arrancaban los árboles con sus manos desnudas... Espera...

Ciel estiró su cuerpo sobre el balcón para mirar mejor. Un chico, vestido con el uniforme de su casa, iba caminando, no con un tronco, sino con un árbol completo con sus ramas llenas de hojas aún en el. Eso lo sorprendió "eso es físicamente imposible, un hombre necesita mínimo un caballo para llevar algo de ese nivel". Ciel tuvo el deseo de llamar su atención pero se abstuvo no era adecuado hablar con otros sirvientes que no fueran aprobados por sus padres primero.

(Pov Ciel)

— ¡J-joven amo! Por f-favor muevase de ahí — ese grito me volvió de vuelta a la realidad y me hizo darme que mi cuerpo se había movido inconsciente hasta el punto que mis pies rozaban el piso.

— Lo siento — respondí automáticamente, volviendo a mi posición inicial. Giré mi cabeza para verla a ella, Mey-Rin, una Omega un poco más alta que yo, con dos coletas que sujetaban su pelo y grandes anteojos redondos. Ella era la criada personal que mis padres me habían proporcionado desde hace un mes. Era un poco torpe pero cumplía su función.

Mey-Rin se acercó a mí, dejando atrás de ella el carrito que contenía mi desayuno del día. Cuando estuvo al lado del balcón pude notar como sus ojos miraron hacia los jardines, dónde lo único que quedaba del antiguo trabajador era un rastro de tierra. No era bien visto para mí familia que los trabajadores dejen un desastre, si uno lo hacía, su compañero debería reportarlo, pero para mí sorpresa no dijo nada, se quedó callada y por un momento pude notar que estaba nerviosa, pero eso fue solo unos segundos. Luego, sus ojos volvieron hacia mi.

— Y-yo... J-joven amo parece estar usted bien ¿No? — pregunto. Asentí — Bien, bien, entonces entremos; podría resfriarse si solo viste pijamas a la mañana — señaló mis prendas con su dedo.

Ya adentro de mis aposentos, Mey-Rin se acercó al carrito que habia quedado olvidado en el medio de la habitación. Abrió la charola de plata y con movimientos torpes sirvió el té, derramando unas gotas afuera de la taza. suspiré, mis padres habían elegido a Mey-Rin como mi criada personal, al principio estaba un poco emocionado, sin embargo todo cambio al ver su desempeño en su profesión.

Tranquilamente, tomé mi desayuno mientras leía el diario. Mey-Rin buscaba el vestuario que usaría en el día. La mire en silencio, consumido en mis pensamientos. No era mala, pero tampoco buena. Cuando caminaba, dejaba detrás de si, un aroma floral que para muchos se sentiría reconfortante, pero para mí... Era raro. Había algo en ella que me hacía sentir que no podía confiar, incluso si su aptitud era alegre e ingenua.

El omega del príncipe 【SomaxCiel】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora