No dejo de dar vueltas en la cama pensando en el video que me mostró mi prima. Bruno parecía desesperado y mandó todo el juego a la mierda por tal de socorrerme, me siento la peor persona del mundo luego de lo que hice en la enfermería. Me siento y observo a Day, ella duerme plácidamente. Pienso en mi madre, realmente no hemos tenido mucho tiempo juntas desde que soy una niña por causa de su trabajo. No me quejo frente a ella, gracias a eso podemos vivir y ella pudo pagar todos estos años la cuenta del hospital, trabaja sin parar teniendo que sacrificarse y estar lejos de mi muy seguido pero siempre trata de estar al pendiente de mi y al día con las cuentas.
Prendo mi celular y observo el contacto de Bruno por un tiempo, nunca le he escrito ni llamado desde que me lo dio para cualquier emergencia. No sé que voy a hacer pero, no voy a pensar mucho en ello, lo llamo. Varios timbres y no contesta, pienso en desistir cuando descuelga.
— ¿Quién mierda llama a las putas 3:00 de la mañana? — habla con muy mal humor.
— Lo siento. — trato de susurrar para no despertar a Daynelis.
— ¡Agatha! ¿Qué te sucede? ¿Tú estás bien? ¿Qué pasa contigo? ¡Dime!
Habla atropellando cada frase, suena angustiado y podría imaginarlo pasando una de sus grandes manos por su cabello revuelto.
— Estoy bien, calma. — sonrío.
— ¿Estás segura? Si me estás llamando a estas horas es porque...
— Porque hay algo que siento que tengo que hacer. — lo interrumpo.
Estamos en silencio ambos por un rato. Yo juego con una pelusa de mi manta y suspiro antes de volver a hablar.
— Gracias Bruno.
— ¿Qué?
— No volveré a repetirlo, ¿ok? — volteo los ojos.
— Ok, ok, pero, ¿gracias por qué? — parece desconcertado.
— Por tu ayuda. No sabía que habías sido tú quien me llevó al hospital de la escuela. — se queda en silencio. — Gracias por eso.
— No me tienes que agradecer. Soy tu canguro gnomo, así que tengo que cuidar de ti. — río bajo.
— Eres un idiota. — digo aún riendo. — No eres mi canguro, solo eres mi vecino molesto que por alguna extraña razón mi mamá confía más que en mi.
— Será porque tengo sentido común?
— Ah, ¿y qué intentas decir? ¿Que yo no?
— ¿Qué persona va por la vida en las nubes como tú Agatha? — se ríe y lo imito.
— Solo yo. — Digo en burla.
— Siempre tengo que estar ahí para salvarte niña tonta.
Sus palabras sonaban a promesa y me asustó el modo en el que mi corazón comenzó a desbocarse. ¿Qué pasa aquí? Esto nunca me había pasado, o al menos no por un chico, aunque bueno, teniendo en cuenta mi nula experiencia con chicos, no sé si esto sea algo normal o no.
— No soy tonta. — digo para romper el extraño aire tenso que creé sobre mi.
— Oh, cierto, eres Agatha, con eso es suficiente. — se burla.
— No haré caso de tus palabras porque no quiero tener que hacerte daño.
— ¿Me estás amenazando gnomo?
— Deja de llamarme así o buscaré un apodo igual de ridículo para ti. — trato de sonar enojada pero en realidad quiero reír.
— A ver, sorprendeme. ¿Qué apodo puedes buscar para un chico tan perfecto como yo? — ¡Ah la madre!
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Inefable: Fuera de este mundo
Любовные романыAmor Amistad Muerte Tres versiones, solo una es verdadera. ¿Cuál será? Es evidente ante tus ojos según tu forma de ver la vida, pero la respuesta es bastante obvia, o al menos así siempre lo supo Agatha. Diviértete pero también llora... Esas serían...