capítulo 10

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No dejo de dar vueltas en la cama pensando en el video que me mostró mi prima. Bruno parecía desesperado y mandó todo el juego a la mierda por tal de socorrerme, me siento la peor persona del mundo luego de lo que hice en la enfermería. Me siento y observo a Day, ella duerme plácidamente. Pienso en mi madre, realmente no hemos tenido mucho tiempo juntas desde que soy una niña por causa de su trabajo. No me quejo frente a ella, gracias a eso podemos vivir y ella pudo pagar todos estos años la cuenta del hospital, trabaja sin parar teniendo que sacrificarse y estar lejos de mi muy seguido pero siempre trata de estar al pendiente de mi y al día con las cuentas.

Prendo mi celular y observo el contacto de Bruno por un tiempo, nunca le he escrito ni llamado desde que me lo dio para cualquier emergencia. No sé que voy a hacer pero, no voy a pensar mucho en ello, lo llamo. Varios timbres y no contesta, pienso en desistir cuando descuelga.

— ¿Quién mierda llama a las putas 3:00 de la mañana? — habla con muy mal humor.

— Lo siento. — trato de susurrar para no despertar a Daynelis.

— ¡Agatha! ¿Qué te sucede? ¿Tú estás bien? ¿Qué pasa contigo? ¡Dime!

Habla atropellando cada frase, suena angustiado y podría imaginarlo pasando una de sus grandes manos por su cabello revuelto.

— Estoy bien, calma. — sonrío.

— ¿Estás segura? Si me estás llamando a estas horas es porque...

— Porque hay algo que siento que tengo que hacer. — lo interrumpo.

Estamos en silencio ambos por un rato. Yo juego con una pelusa de mi manta y suspiro antes de volver a hablar.

— Gracias Bruno.

— ¿Qué?

— No volveré a repetirlo, ¿ok? — volteo los ojos.

— Ok, ok, pero, ¿gracias por qué? — parece desconcertado.

— Por tu ayuda. No sabía que habías sido tú quien me llevó al hospital de la escuela. — se queda en silencio. — Gracias por eso.

— No me tienes que agradecer. Soy tu canguro gnomo, así que tengo que cuidar de ti. — río bajo.

— Eres un idiota. — digo aún riendo. — No eres mi canguro, solo eres mi vecino molesto que por alguna extraña razón mi mamá confía más que en mi.

— Será porque tengo sentido común?

— Ah, ¿y qué intentas decir? ¿Que yo no?

— ¿Qué persona va por la vida en las nubes como tú Agatha? — se ríe y lo imito.

— Solo yo. — Digo en burla.

— Siempre tengo que estar ahí para salvarte niña tonta.

Sus palabras sonaban a promesa y me asustó el modo en el que mi corazón comenzó a desbocarse. ¿Qué pasa aquí? Esto nunca me había pasado, o al menos no por un chico, aunque bueno, teniendo en cuenta mi nula experiencia con chicos, no sé si esto sea algo normal o no.

— No soy tonta. — digo para romper el extraño aire tenso que creé sobre mi.

— Oh, cierto, eres Agatha, con eso es suficiente. — se burla.

— No haré caso de tus palabras porque no quiero tener que hacerte daño.

— ¿Me estás amenazando gnomo?

— Deja de llamarme así o buscaré un apodo igual de ridículo para ti. — trato de sonar enojada pero en realidad quiero reír.

— A ver, sorprendeme. ¿Qué apodo puedes buscar para un chico tan perfecto como yo? — ¡Ah la madre!

Inefable: Fuera de este mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora