Piedras [3]

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TaeHyung entro cuando escucho un sonido de caída provenir del interior.

Había terminado la conversación que estaba teniendo con Jimin para poder entrar rápidamente, excusandose de entrar por algún condimento pero asegurando regresaría.

Al cerrar la puerta observo a Hoseok en el suelo. Corrió para ayudarlo a levantarse pero apenas se inclino Hoseok no lo soltó.

Hoseok

Si, era TaeHyung.

Lo supe cuando mire su rostro preocupado al mirarme en el suelo. Al tenerlo cerca no pude evitar abrazarlo. Lo había extrañado tanto.

— Te encontré — dije rodeando su cuello con mis brazos, nostálgicamente.

No quería soltarlo, no cuando después de tanto tiempo lo tenía de nuevo entre mis brazos y mucho menos cuando me di cuenta que podría volver a perderlo.

— Hoseok — suspiró abatido — suéltame, tengo que salir de nuevo para que no sospechen. Solo déjame ir unos momentos y después hablaremos — dijo alejándome suavemente empujando mis hombros, pero yo me aferre más a él.

No quería soltarlo

— No te vallas — suplique comenzado a llorar, intentando unirme a su cuerpo. Cosa que el permitió momentáneamente — Te extrañe tanto.

El se tenso cuando lo llamaron cerca de la puerta. Me aparto un poco brusco para tomar unos platos que habían en una mesa cercana a la puerta.

— Espera aquí — susurro en voz baja, para que nadie más fuera capaz de escuchar.

El salió y yo me quedé llorando abrazando mis piernas. Había incluso olvidado que sentía, había olvidado que estaba herido y que mi cuerpo pedía reposo. Pero es que lo había buscado tanto tiempo que ahora volverlo a ver me hacía sentir feliz en medio de toda esta amarga pesadilla.

TaeHyung fue un pequeño que ayude cuando éramos niños, uno que ahora veía no me había abandonado. No cuando apareció cuando más lo necesitaba.

Ese rostro angelical que parecía añiñado dejo de serlo solo para convertirse en uno rígido y maduro. No era para menos, él tenía 27 años ahora. Quizá y tenía familia en alguno de los lugares que visitó, y probablemente vive ahora.

La idea le hizo formar una mueca triste. El se había alejado tanto de el que ahora ya no sabía nada de su vida.

El tiempo de su recuperación se volvía eterno y desesperante. TaeHyung, pese a haber dicho que hablarían, aún no lo había hecho. Parecía evadir cada vez que lo intentaba y sus conversaciones no parecían dudar más que unos segundos, solo respuestas cortas.

Estando con el se dió cuenta de que en el fondo seguía conservando ese aura natural de inocencia que siempre le caracterizo. Pero también se percato de algo más. Era un hombre muy atractivo.

Había visto su rostro, uno muy hermoso como ningún otro. Su mandíbula marcada y esos ojos de expresión rígida le daban el toque de hombría que su cuerpo marcado resaltaba. Se volvió un admirador de sus ojos, su cabello, su rostro y ver cómo entre todos formaban algo digno de ver le hacían sentir en una ensoñación. También había visto la forma de ser tan caballerosa del hombre que lo hacía sentir cómodo.

Estaba caminando hacia el dispuesto a encararlo ahora.

— Tae — llamo en voz baja al que se hallaba junto a la fogata nocturna en la que cocinaba cada día.

One shots [Vhope]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora