Despertar con los besos de Pedro era algo habitual. Sentía sus labios recorrer mis brazos para luego devorar con vehemencia mi cuello; suave y delicado. No podía evitar sentirme querida y mimada. Y es que desde que supimos sobre mi embarazo, Pedro ya había adoptado una conducta sobreprotectora.
Ante lo que se nos avecinaba, tuvimos que dar el primer paso, que fue cambiarnos de casa, a una más grande y cómoda para ambos. Tenía cuatro meses cuando dimos ese paso, y la verdad es que aquello me cansó como pensé que no lo haría. Los medios especulaban sobre ambos; mi pequeña panza se podía percibir bajo mi ropa, por lo que las fotos que nos lograban capturar los fanáticos no tardaron en rondar las redes sociales. Decididos con Pedro, dimos otro paso: dar anuncio a las especulaciones que muchos daban ya por hecho.
—Sí, seremos padres. —Afirmó Pedro ante la pregunta que el entrevistador le hizo referido a mi estado. Pedro lucía feliz y orgulloso. Claro, con lo que no contaban sus fans, era que en mi interior, se desarrollaban dos personitas que muy pronto se robarían el corazón tanto de mi familia como la de Pedro. Aquello, lo confirmaríamos al mundo, con el tiempo.
Pedro siguió con su jugueteo de seguir besándome, esta vez, esparciendo ósculos por todo mi rostro, lo que me hizo reír. En mi interior los pequeños se movieron vigorosos. Aun me costaba acostumbrarme a sus movimientos.
—¿Qué se te antoja comer hoy? —Me preguntó el actor. Se levantó de la cama y me tendió la mano para poder ayudarme a levantarme. Los ocho meses de embarazo me pesaban bastante.
—No lo sé. —Dije y lo abracé. —Estoy muy cansada. —Me quejé. Pedro besó mi frente con ternura.
—Podríamos pedir comida y comemos aquí, mientras vemos una película. —Propuso. Pero eso no era lo que quería. Lo que quería era algo diferente, en cuanto a comida. Me acerqué al espejo y me observe a través de este. No me gustaba lo que veía. Fruncí la nariz, en modo de desaprobación. Pedro se acercó a mí y se situó tras de mí, abrazándome e invitándome a vernos juntos en el espejo.
—Me gusta lo que veo. —Dijo feliz. Posó su barbilla en mi hombro y depositó un beso en mi cuello. —Te ves perfecta.
—Mentiroso. —Le acusé.
—Es como te veo yo, amor. —Sonrió. Observó nuestro cuerpo a través del espejo y suspiró, embelesado por la imagen que proyectábamos. —No pensé ser padre a esta edad, y menos de gemelos. —Soltó una risita. —Gracias por darme la dicha de ser el padre de tus hijos, _____________.
Sus palabras me removieron el alma, por lo que no dudé en comenzar a llorar. Era habitual también, llorar hasta por lo más mínimo. Ver cualquier película, tarde o temprano alguna escena tocaría mi sentimentalismo y yo, comenzaría a llorar cuando niña pequeña. Pedro solía reírse, sin poder comprender a qué iba tanto cambio de humor. Con el pasar de los meses, se adaptó a aquello, incluso, a aquellos días en donde mi inseguridad me consumía casi viva. Pedro se armaba de paciencia y con sutileza me envolvía en su voz, haciéndome entender que todo eso era un proceso del cual ambos, estábamos viviendo.
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Pedro Pascal - Joel Miller || One Shots
FanfictionPedro Pascal || Joel Miller here One Shots