. "Esa puerta en el fondo del bosque del pueblo de mi infancia. ¿Tú crees que sino hubiera ido, igual nos hubiéramos conocido de todas formas?" .
Kristof es dentro de todo un chico normal de 15 años, tiene sus problemas y traumas que aun no lo dejan razonar o descansar bien. Como ese insidente en el bosque mientras jugaba a las escondidas el ultimo día que estuvo en el pueblo de sus abuelos, se alejo de más y bueno, pasaron cosas luego. El bullying y la manipulación que vivia por un ente extraño.
Ese invierno, luego de todo lo que paso, sus padres deciden ir de vacaciones a su pueblo natal. El joven tenia una obvia felicidad en el, también un no tan visible miedo a encontrarse devuelta con ese momento clave de su infancia ahora de adolencente.
— Hijo, ya llegamos. Ayudame a bajar las maletas. — Exclama la madre de Kristof mientras estaciona el auto.
— Esta bien, mamá — Responde Kristof y acto seguido baja del auto.
El chico se dedico a bajar las cosas del auto mientras saludaba a sus abuelos, acomodandose en el que era el antiguo cuarto de su madre junto a su hermano Samuel. Mas pronto que tarde son llamados a la sala, ya que luego del acomodo la familia se decidio a comer lo que la abuela de nuestro protagonista cocino.
— ¿Hay algo nuevo que contar en el pueblo, mamá?— Pregunta Kris a su madre.
— Hace poco se han mudado un humano y su hijo, aunque no se muy bien como sea su situación por ahora. El niño parece de la edad de Kristof, tal vez puedan llevarse bien.— Dice la abuela en respuesta.
Kristof se quedo pensando en eso, y también en que definitivamente no queria conocer a nadie nuevo, ya que luego se iran del pueblo nuevamente y tampoco quiere volver a sentir ese dolor de alejarse de las personas que conoce con alguien nuevo. Ya le era suficiente con como fue cuando era niño, y ni hablar de su primer amor que actualmente ronda por Italia.
Pero, esa tarde salio a ver a sus antiguos amigos. Y jugaban mientras reian, algunos parecian nuevas caras, mientras que otros eran iguales a como los recordaba.
— ¡Oigan! ¿Y si jugamos algo? Así como en los viejos tiempos jeje. — Dijo Noa con emoción.
Los demas aceptaron sin mucho problema, se decidieron por escondidas. Pero el joven Kristof, no queria participar, aunque no tuvo mas remedio que jugar para no "defraudar" a sus amigos. Así inicio el juego y empezaron los escondites, mientras tanto, Kristof iba al bosque a pasear un rato, topandose con la pequeña colina de hace años, solo que de detras de ella se escuchaba una melodia de guitarra. Nuestro joven, se quedo escuchando desde el lado contrario a la dirección del sonido, tenía miedo de que sea una trampa o algo así, hasta que escucho un desafine y luego una voz.
— ¡Agh! Nunca me sale bien esa parte...— Hablo la misteriosa voz del otro lado de la colina.
Era una voz joven, como de alguien de la edad de Kristof, esto tranquiliza al chico, pero no mucho. Pero, antes que siquiera pueda hacer algo, es llamado por una voz familiar; Su hermano Samuel; el cual le mencionaba haberle encontrado. Kristof ante tanto paseo y andar en su mundo habia olvidado que "estaba jugado" con sus amigos de la infancia. Sin pensarlo mucho fue con su hermano mayor, aunque llego a escuchar a alguien correr hacia otro lado cuando empezaron a caminar rumbo a casa, también noto que la guitarra ya no sonaba.
— No te vuelvas a ir tan lejos hermanito, ya me estaba preocupado.
— Perdón Samuel, es que me quede medio embobado caminando por el bosque.
Los hermanos se dirigen a el punto de encuentro que tenian acordado con los demas chicos, y aunque la situación ya habia pasado, el joven castaño de mecha blanca se quedo pensando en sa melodia que salia de la colina.
Al pasar de la tarde, casi a la caída la noche, Kristof estaría merendando junto a sus amigos del pueblo mientras aún pensaba en esa melodía tan extraña y la voz de aquel chico. Se le encontraba callado, pero es algo habitual en el esa conducta, de cualquier forma su hermano le llamo la atención.
— ¡Kristof! ¿No vas a comer nada? ¡Estos pastelitos están de muerte vamos!
Resignado, el castaño oscuro se tomaría un pastelito entre manos. El decorado de aquel pastelito tenía una nota musical, lo cual solo sembraba más dudas en el acerca de el guitarrista oculto tras la colina.
¿Será... Obra del destino?
N
o hay sospecha de que era todo un misterio su duda. Quien sabe si es real o no aquel chico, solo el podría saberlo si es que intentaba volver antes de que sus vacaciones acaben...
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Autor Note: gracias por leer hasta aquí, vere que tal se recibe esta historia (q opine Lisy) y si tengo inspiración para seguirla luego.
No sé cuando vaya a actualizar nuevamente, pero porq Lisy me tiene amenazado seguramente lo haga en algún momento.
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["ʸᵒᵘ ˢᵃᵛᵉ ᵐᵉ, ˡᵉᵗ ᵐᵉ ˢᵃᵛᵉ ʸᵒᵘ"]
FanfictionKristof, un chico de 15 años yendo de vacaciones de invierno a su pueblo natal. Archi, un joven de su misma edad recien mudado al pueblo. Ellos dos se conocen el primer día de vacaciones y forman una amistad que poco a poco ayuda a ambos a afrontar...