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Le sonreíste suavemente a Seungmin mientras sentías sus ojos clavados en ti, con su atención puesta en lo nuevo que llevabas en el dedo.
Era perfecto, el diseño, el ajuste, Seungmin no podría haberlo conseguido más perfecto mientras se arrodillaba y te pedía que te casaras con él.
—Siento que todavía necesito que me pellizques. —se rió mientras te miraba— Nada de esto parece real.
Tu cabeza asintió con él.
—Me gustaría que pudiéramos mantener esto como algo nuestro por un tiempo, hay demasiado alboroto que viene con los compromisos, no quiero nada de eso.
—Podríamos mantenerlo como algo nuestro por un tiempo. —Seungmin te sugirió de vuelta— ¿qué tal si esperamos a ver cuánto tarda todo el mundo en darse cuenta?
No era ni mucho menos una mala idea, al menos así no tendrían que decírselo a demasiada gente a la vez, y con suerte para cuando la gente se enterara también, ya habría pasado demasiado tiempo desde que se comprometieron.
Asentiste a la sugerencia de Seungmin y aceptaste esperar. No querías atención, sólo una felicitación bastaría, pero sabías que la mayoría de la gente, especialmente los chicos, no serían capaces de hacer eso por ti.
—Me dejaré el anillo puesto a ver si alguien se da cuenta. —le sonreíste a Seungmin.
—¿Quién crees que será el primero? —te preguntó— Apuesto por Hyunjin, tiene buen ojo para la moda, lo he visto mirar las joyas que has usado antes también, creo que se dará cuenta si usas algo diferente.
No le sorprendió mucho que tú también estuvieras segura de que Hyunjin sería el primero en darse cuenta, después de haberle hecho preguntas sobre las piezas que llevabas antes.
—Volvemos al dormitorio y fingimos que no ha pasado nada. —dijo, mirando hacia el edificio del dormitorio— si preguntan, no les decimos nada...
—Sólo sonríe. —soltaste una risita, esperando ser lo suficientemente convincente.
Los dos respiraron hondo varias veces mientras subían las escaleras de la residencia, haciendo todo lo posible por actuar como si todo fuera bien. Nada más entrar, varios ojos los miraron desde el sofá del salón.
—¿Buena noche? —Minho les preguntó al verlos entrar, a lo que los dos asientan con la cabeza.
Seungmin te tomó de la mano y te llevó al sofá. Su mano se colocó estratégicamente sobre tu dedo, manteniendo tus manos en su regazo mientras tú también te sentabas para que nadie pudiera verlas ni sospechar nada.
Para suerte de los dos, no se hicieron más preguntas durante el resto de la noche, y tampoco nadie se dio cuenta de nada.
Así permaneció durante varios días, hubo un par de momentos en los que pensaste que tal vez alguien había visto tu anillo, pero nunca se preguntó nada, y los chicos siguieron con normalidad a sus alrededores.
Durante otra noche en el sofá para los nueve, Chan llamó desde la cocina pidiendo un poco de ayuda.
—¿Puede alguien ayudarme a llevar los platos para la cena?
—Voy para allá. —Le gritaste, ya de pie y moviéndote.
Chan señaló hacia una pila de platos que esperaban ser llevados a la sala.
—Yo llevaré los más pesados si tú puedes llevar estos.
—Claro. —respondiste, viendo como Chan cogía las ollas que había sacado, llevando tus manos a ambos lados de la pila de platos que había sacado para ti.
Al hacerlo, Chan soltó un fuerte suspiro y tus ojos lo miraron. Seguiste su mirada para ver a donde estaba mirando, notando que sus ojos estaban firmemente en tu mano con tu anillo en ella.
—¿Es eso lo que creo que es? —Te preguntó inmediatamente, luchando por contener su entusiasmo mientras levantaba la vista de tu mano a tus ojos.
Cuando no dijiste nada, Chan dejó caer las sartenes y corrió de vuelta a la sala de estar, viendo a Seungmin caminando para ir a buscar algo a su habitación.
Antes de que pudiera abrir la puerta de su habitación, un par de manos se aferraron a los hombros de Seungmin y lo inmovilizaron contra la pared.
El pánico se apoderó de él cuando se encontró cara a cara con Chan, confundido por la amplia sonrisa que tenía en la cara mientras lo miraba.
—Estás prometido, ¿verdad? —le preguntó Chan, buscando detenidamente en los ojos de Seungmin para asegurarse de que no le mentía— Vi el anillo en su dedo, ¿le pediste que se casara contigo? Se van a casar los dos.
—No queremos ningún alb...
—¡Y/N y Seungmin están comprometidos! —Chan llamó a través del dormitorio antes de que Seungmin tuviera la oportunidad de terminar su frase.
Ninguno de los dos sabía qué hacer mientras los chicos se levantaban sorprendidos, viendo cómo Chan arrastraba a Seungmin de vuelta al salón y tú te quedabas en la puerta de la cocina, sin saber muy bien cómo reaccionar.
Ninguno de ellos podía creerlo hasta que sacaste la mano de detrás de la espalda y les dejaste ver el anillo que llevabas.
—Sabía que había notado algo diferente en ti. —suspiró Hyunjin en cuanto lo vio.
—¿Hace cuánto que se comprometieron?
—Un par de semanas. —Seungmin rió cuando Chan finalmente lo soltó— Antes de que Chan decidiera compartir nuestro secreto, iba a decir que no queríamos ningún alboroto.
—Lo siento. —Chan se sonrojó, sabiendo que se había dejado llevar ligeramente por la situación— estaba demasiado emocionado, necesitaba gritar.
Tu cabeza le devolvió el gesto, si uno de los chicos lo sabía, todos necesitaban saberlo, sabiendo que sería un problema si uno se enteraba antes que el resto del grupo.
—¿Podremos ser tus padrinos cuando te cases? —preguntó Jisung.
Seungmin soltó una carcajada, no había pensado en absoluto en su boda hasta el momento, ya que disfrutaba de estar en su burbuja de compromiso por un tiempo.
—¿Tenemos que organizar tu despedida de soltero? —preguntó emocionado Changbin, sin darle a Seungmin la oportunidad de responder a Jisung— Ya tengo muchas ideas de cosas que podemos hacer, te daremos la mejor despedida.
—No tenemos prisa. —les aseguró Seungmin— Sólo llevamos dos semanas comprometidos, la boda no es una prioridad todavía.
Todos los chicos asintieron comprensivos.
—Si sólo llevan dos semanas comprometidos, ¿aún hay tiempo para que hagamos una fiesta? —Jeongin sugirió.
Tanto tu mirada como la de Seungmin se cruzaron, era exactamente lo que no querían, alboroto, pero no podían defraudar a los chicos cuando todos parecían tan felices.
—Los nueve podemos hacer una fiesta. —les advirtió Seungmin a todos— de todas formas nadie más lo sabe todavía, ni siquiera nuestras familias. Si alguien más decide compartir nuestro secreto, se le prohibirá venir a la boda.
—Nuestros labios están sellados, nos comportaremos lo mejor posible de ahora en adelante.
—Ya era hora de que se comprometieran~ —Solto Chan aún en su burbuja de emoción.
