Quinto

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— Éramos felices, Hermione. Si en verdad me amó como dices, no entiendo que pasó por su cabeza, cuando me traicionó.

— Aún no estoy segura de esa traición, tengo muchas dudas de lo que pasó — respondió cabizbaja.

— Pues yo no las tengo.

— ¿Cómo estás tan seguro?

— Porque lo vi, porque lo escuché, porque no fue capaz de negarlo cuando se lo pregunté.

Hermione abrió grandes los ojos.

— No es posible, Draco. Harry no podría...

— El primer año juntos fue maravilloso — Draco la interrumpió — Jamás había sido tan feliz. A pesar del miedo que yo le tomé a estar fuera de la casa, salíamos cada vez que tenía libre, nunca lo hice solo, todo su tiempo me lo dedicaba a mi.

— Lo sé, la primera vez que fuiste a la madriguera ya llevaban mas de un año juntos. Él estaba muy emocionado de que por fin hubieras aceptado ir con él — dijo Hermione confundida.

— Estaba asustado, no lo niego pero, todos ustedes se portaron muy bien conmigo, la señora Weasley y el señor Weasley, a pesar de como yo los había tratado anteriormente, fueron amables y me acogieron como uno mas de ustedes. Eso jamás lo voy a olvidar.

— Ellos son personas maravillosas, te querían y aun te quieren, Draco, todas las semanas me preguntan por ti.

— Lo son, todos ellos lo son, jamás me había sentido tan acogido en un lugar que no fuera mi casa o la casa con Harry. Pero, no todos allí son buenas personas. Eso lo supe un tiempo después.

— ¿De quien hablas?

— De ella... — dijo con un hilo de voz y la mirada sombría.

— ¿Ella? — preguntó Hermione intrigada.

— Te terminaré de contar la historia...

Draco respiró profundamente, se acomodó en la silla y comenzó a hablar.

— El segundo año fue igual o más de maravilloso que el primero. Desde que había salido de Azkaban, tenía pesadillas constantemente, los horrorosos recuerdos de esos meses allí me atormentaban por las noches. — sonrió — Sin embargo las veces que dormíamos juntos, las pesadillas se iban, por lo que un día me dijo, que simplemente me mudara a su cuarto.

— Al principio funcionó perfectamente, pero, las pesadillas regresaban, cuando Harry tenía misiones largas en las que no volvía a casa de noche. Esas noches, Hermione, eran eternas, insufribles.

Su expresión volvió a cambiar.

— Aún así, los paseos, las fiestas, todos los lugares a los que fuimos juntos, fueron hermosos. Jamás creí que yo pudiera ser merecedor de tanta felicidad, pero, él me hacía sentir que así era, que yo también merecía ser feliz, ser feliz con las persona que amaba, con él.

Hermione lo miraba en silencio.

— Desde el tercer año, las cosas comenzaron a cambiar. Harry comenzó a pasar menos tiempo en la casa, tenía cada vez menos días libres y poco a poco lo comencé a ver menos. Las pesadillas comenzaron a volver. En ese momento no le di mucha importancia, me dije a mi mismo que tal vez la misiones eran más difíciles y que por esa razón lo veía menos.

Hizo una pausa antes de seguir hablando, a ratos parecía que su mirada se perdía a través de la ventana.

— Intenté hacer cosas por fuera de la casa, pero, cada vez que salía solo, sentía una gran ansiedad y solo deseaba volver. Por lo que Harry me dijo que no me preocupara, que no era necesario que yo trabajara afuera de la casa, que podía buscar alguna otra cosa en la que pasar el tiempo y no solo esperar a que él regresara. Por ese tiempo ya me habían devuelto mi varita, aunque con muchas restricciones.

El dueño de la NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora